Luana y el Misterio de la Responsabilidad



En un pequeño pueblo llamado Villaverde, donde todos los niños jugaban en el parque después de la escuela, vivía una niña llamada Luana. Era muy responsable y siempre ayudaba a sus compañeros con las tareas. Tenía una gran curiosidad por aprender y todo lo que sabía lo compartía con entusiasmo. Sin embargo, había un niño en su clase, Facundo, que no podía soportar su inteligencia.

Un día, mientras Luana estaba en el recreo, Facundo se le acercó con una sonrisa burlona.

"¿Por qué siempre sabes las respuestas, Luana? ¡Estás tratando de mostrarte mejor que los demás!" - dijo Facundo, riendo.

Luana, un poco sorprendida, respondió con calma:

"No es que quiera mostrarme mejor, solo me gusta aprender y ayudar. Todos podemos ser buenos en algo."

Pero Facundo no se detuvo. Cada día, encontraba una manera de molestar a Luana. A pesar de que ella intentaba ignorarlo, sus palabras empezaron a hacerle sombra. Un día, tras una clase sobre los planetas, Luana decidió hacer un proyecto especial para la feria científica de la escuela. Decidió que ayudaría a crear un modelo del sistema solar.

Mientras trabajaba, Facundo se acercó nuevamente y se rió de su proyecto.

"¿De verdad piensas que eso impresionará a alguien? Seguramente quedará feo, como vos."

Luana, en lugar de estar triste, pensó en cómo podría transformar esos comentarios. Entonces, un día tuvo una idea genial. Decidió invitar a Facundo a que se uniera a ella en el proyecto.

"Facundo, ¿te gustaría ayudarme a construir el sistema solar? Creo que podríamos hacerlo mejor juntos."

Facundo se quedó sorprendido y no sabía qué responder. Si aceptaba, podría parecer que Luana tenía razón, pero si no lo hacía, podrían pensar que era un chico que no le gustaba aprender. Finalmente, tras pensarlo, respondió:

"Está bien, pero sólo porque no quiero que hagas algo mal."

Los dos comenzaron a trabajar juntos. Facundo, al principio, no estaba muy interesado, pero a medida que pasaban los días, comenzó a entusiasmarse con el proyecto. Aprendió sobre los planetas, sus colores y su posición en el sistema solar. La pasión y el conocimiento de Luana le contagió, y, poco a poco, su opinión sobre ella cambió.

"Che, Luana, esto es más divertido de lo que pensé. Gracias por invitarme."

"Me alegra que lo pienses así, Facundo. Creo que juntos podemos hacer un gran equipo."

La feria científica se acercaba y los chicos estaban emocionados. Finalmente, presentaron su modelo del sistema solar: los planetas brillaban y estaban hechos con tanto cuidado que todos quedaron impresionados. El día de la feria, el proyecto fue un éxito y recibió elogios no solo de los docentes, sino también de los demás chicos.

Facundo, con una gran sonrisa, se acercó a Luana y le dijo:

"Luana, no sabía que eras tan buena trabajando en equipo. Me divertí mucho haciendo esto contigo. Perdoname por haberte molestado antes."

Luana sonrió, sintiéndose feliz de que sus esfuerzos por ser amable resultaran en una hermosa amistad.

"Está bien, Facundo. Todos tenemos cosas que aprender. Yo aprendí que invitarte a trabajar juntos fue una gran decisión."

Desde ese día, Facundo y Luana no solo se convirtieron en amigos, sino que Facundo también aprendió a valorar la inteligencia y la responsabilidad, y dejar de lado los celos.

El pueblo de Villaverde se llenó de alegría al ver a los chicos trabajar juntos y a Luana demostrar que con amabilidad y comprensión, se pueden superar las diferencias. Luana nunca dejó de ser responsable y Facundo descubrió que ser inteligente no era algo de lo que tener vergüenza, sino algo que todos deberían celebrar. Y así, todos en Villaverde aprendieron una valiosa lección sobre la amistad y el poder del conocimiento compartido.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!