Lucas and Mateos Journey
Había una vez un niño llamado Lucas que vivía en un pequeño pueblo. Aunque Lucas era inteligente y curioso, tenía un gran miedo a enfrentarse a aprender a leer y escribir.
Cada vez que alguien le mencionaba la idea de ir a la escuela, su corazón se llenaba de angustia y su estómago se retorcía. Un día, mientras Lucas jugaba en el parque, conoció a Mateo, un niño mayor que él.
Mateo era muy extrovertido y siempre estaba rodeado de amigos. Cuando Mateo vio la expresión triste en el rostro de Lucas, se acercó amigablemente. "¿Qué te pasa, amigo? Parece que tienes algo en tu mente", dijo Mateo con curiosidad.
Lucas suspiró profundamente antes de responder: "Tengo mucho miedo de ir a la escuela y aprender a leer y escribir. No sé por qué me da tanto temor". Mateo sonrió y respondió: "Entiendo cómo te sientes.
Yo también tuve miedo al principio, pero luego descubrí algo maravilloso". Intrigado, Lucas preguntó: "¿Qué descubriste?"Mateo lo miró emocionado y dijo: "Descubrí que aprender no tiene por qué ser aburrido o difícil. Puedes hacerlo divertido si encuentras tu propia forma especial de hacerlo".
Lucas frunció el ceño pensando en las palabras de Mateo. Nunca había considerado esa posibilidad. "Pero ¿cómo puedo hacerlo divertido?", preguntó Lucas con duda. Mateo levantó el dedo índice como si hubiera tenido una idea brillante.
"¡Podemos crear un juego! ¿Qué tal si encontramos palabras escondidas en el parque y las descifrás? Así podrás practicar tus habilidades de lectura". Lucas sonrió tímidamente. La idea parecía emocionante. "¡Claro, vamos a hacerlo!", exclamó Lucas entusiasmado.
Desde ese día, Lucas y Mateo se reunían todos los días en el parque para jugar al juego de las palabras escondidas. Mateo escribía palabras en pequeños trozos de papel y las escondía por todo el parque mientras Lucas cerraba los ojos.
Luego, Lucas debía buscar las palabras y leerlas en voz alta. Con cada palabra que encontraba, la confianza de Lucas crecía. Se dio cuenta de que leer no era tan aterrador como pensaba.
Además, su amistad con Mateo se fortaleció aún más mientras compartían risas y momentos divertidos juntos. Un día, después de haber encontrado todas las palabras ocultas del juego, Lucas sintió una gran satisfacción dentro de sí mismo.
Ya no tenía miedo a enfrentarse a aprender a leer y escribir porque había descubierto que podía ser emocionante y entretenido. Cuando llegó el momento de ir a la escuela, Lucas caminó con la cabeza bien alta junto a Mateo.
Estaba listo para comenzar su aventura educativa sin miedo ni dudas. Y así fue como Lucas superó su temor gracias al apoyo y creatividad de un amigo especial.
Aprendió que enfrentarse a nuevos desafíos puede ser divertido cuando tienes alguien cerca dispuesto a ayudarte y convertirlo todo en un juego.
FIN.