Lucas and the Nights Delight


Había una vez un niño llamado Tomás que tenía un gran miedo a la oscuridad.

Todas las noches, cuando llegaba la hora de irse a dormir, su habitación se convertía en un lugar tenebroso y lleno de sombras que le asustaban. Tomás vivía con sus padres en una pequeña casa rodeada de árboles altos. A pesar de tener una ventana que daba al jardín, la luz de la luna no era suficiente para iluminar su cuarto por completo.

Esto hacía que el miedo se apoderara aún más de él. Una noche, mientras Tomás estaba acurrucado bajo las sábanas temblando de miedo, escuchó un ruido extraño proveniente del armario.

Su corazón comenzó a latir rápidamente y pudo sentir el sudor frío en su frente. "¿Quién está ahí?"- preguntó Tomás con voz temblorosa. No hubo respuesta, pero el ruido continuaba cada vez más fuerte.

Sin pensarlo dos veces, Tomás saltó de la cama y abrió lentamente la puerta del armario. Para su sorpresa, encontró algo inesperado: ¡un pequeño duende! El duende tenía una sonrisa amigable y llevaba consigo una varita mágica brillante.

Se presentó como Lucas y le explicó a Tomás que era un experto en vencer los miedos. "Hola Tomás, he venido aquí para ayudarte a superar tu temor a la oscuridad"- dijo Lucas con entusiasmo. Tomás se sorprendió al ver al duende tan amistoso y decidió darle una oportunidad.

Juntos, salieron de la habitación y se dirigieron al jardín donde la noche estaba iluminada por un cielo lleno de estrellas. Lucas comenzó a hacer magia con su varita y creó una serie de imágenes en el aire.

Primero apareció una imagen de un niño valiente que no le tenía miedo a nada. Luego, apareció un perro juguetón que saltaba felizmente en la oscuridad. "Tomás, quiero que entiendas que la oscuridad no es algo malo.

Es solo falta de luz, pero dentro de ella también hay cosas hermosas y emocionantes"- explicó Lucas mientras las imágenes flotaban en el aire. Tomás empezó a sentirse más tranquilo mientras observaba las imágenes creadas por el duende.

Poco a poco, su miedo fue desapareciendo y comenzó a darse cuenta de que podía disfrutar incluso en la oscuridad. A medida que avanzaban por el jardín, Tomás notó cómo los árboles parecían mágicos bajo la luz tenue del cielo estrellado.

Escuchaba los sonidos nocturnos: grillos cantando y búhos ululando. Finalmente, llegaron a un pequeño lago brillante rodeado de luciérnagas parpadeantes. El reflejo del agua hacía brillar todo lo que lo rodeaba como si fuera un cuento encantado.

"¿Ves Tomás? La oscuridad puede ser tan hermosa como cualquier otra cosa"- dijo Lucas sonriendo. Tomás asintió con emoción y sintió cómo su miedo se desvanecía completamente. Agradeció al duende por su ayuda y juntos regresaron a la habitación.

Desde esa noche, Tomás ya no tenía miedo de la oscuridad. Aprendió a encontrar belleza en lo desconocido y a disfrutar de las maravillas que solo se pueden ver cuando la luz se va.

Y cada vez que sentía un poco de temor, recordaba las imágenes mágicas creadas por Lucas y sabía que siempre habría algo especial esperándolo en medio de la oscuridad.

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