Lucas, el amigo mágico de los niños



Había una vez un personaje muy simpático llamado Lucas, que vivía en el Bosque Encantado.

A Lucas le encantaba jugar y divertirse con los niños, así que todos los días salía de su escondite para buscar a sus nuevos amigos. Un día soleado, mientras caminaba por el bosque, Lucas escuchó risas y voces de niños que venían del otro lado de un pequeño riachuelo. Se acercó sigilosamente y vio a un grupo de niños jugando al escondite.

Sin pensarlo dos veces, se sumergió en la diversión y se escondió detrás de un árbol. Cuando uno de los niños contó hasta diez y comenzó a buscar a sus amigos, Lucas hizo todo lo posible por no ser descubierto.

Pero su risa contagiosa lo delató y uno de los niños lo encontró rápidamente. - ¡Miren chicos! ¡Encontré a Lucas! -exclamó el niño emocionado. Todos los demás niños corrieron hacia él, rodeándolo con alegría.

Estaban fascinados con las orejas puntiagudas y el pelo verde brillante de Lucas. - ¿Quién eres? -preguntó Ana, una niña curiosa. - Soy Lucas, el duende del Bosque Encantado -respondió él con una sonrisa-. Me encanta jugar y divertirme con ustedes.

Los ojos de los niños se iluminaron aún más ante la idea de tener un amigo mágico como Lucas.

Juntos pasaron horas explorando el bosque: treparon árboles altos, construyeron casitas en miniatura con palitos y hojas secas, y hasta tuvieron una improvisada carrera de caracoles. Pero la diversión no duró mucho tiempo. De repente, un fuerte estruendo resonó en el bosque. Todos los animales se asustaron y huyeron despavoridos. - ¿Qué fue eso? -preguntó Martín, otro niño curioso.

Lucas miró a su alrededor y vio que un enorme árbol había caído bloqueando el camino de regreso a casa para los niños. - No te preocupes, amigos. ¡Yo sé cómo solucionar esto! -dijo Lucas con determinación.

El duende se acercó al árbol caído y usó sus poderes mágicos para hacerlo levitar lentamente hacia un lado. Los niños observaban maravillados mientras Lucas movía el árbol con facilidad. - ¡Increíble! Eres realmente mágico, Lucas -exclamaron todos emocionados.

Con el camino despejado, los niños pudieron volver a casa sanos y salvos gracias a la ayuda de su nuevo amigo duende.

Llegaron justo a tiempo para contarle todo lo sucedido a sus padres, quienes escucharon atentamente las aventuras del día en el Bosque Encantado. Desde ese día, Lucas se convirtió en el mejor amigo de todos los niños del pueblo. Juntos siguieron explorando el Bosque Encantado y viviendo nuevas aventuras llenas de risas y diversión.

Y así, este simpático personaje demostró que siempre es posible encontrar amistad y alegría cuando uno está dispuesto a jugar e interactuar con otros. Porque la magia más grande está en compartir momentos especiales con quienes nos rodean.

FIN.

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