Lucas, el cocodrilo de corazón tierno


Había una vez en un hermoso lago rodeado de árboles y flores, vivía un pequeño cocodrilo llamado Lucas.

Lucas era diferente a los demás cocodrilos, su piel era más gruesa y sus dientes afilados eran temidos por los otros animales del lugar. A pesar de su apariencia intimidante, Lucas tenía un corazón tierno y deseaba ser amigo de todos los animales que vivían cerca del lago. Sin embargo, nadie le creía cuando decía que sus lágrimas eran verdaderas.

Un día soleado, mientras Lucas paseaba por la orilla del lago, vio a un conejito llorando debajo de un árbol. El conejito se había perdido y no sabía cómo regresar a casa.

Lucas se acercó tímidamente al conejito y le dijo:- ¿Estás bien? ¿Puedo ayudarte? El conejito miró a Lucas con miedo al principio, pero luego vio la tristeza en los ojos del pequeño cocodrilo y decidió confiar en él.

- Estoy perdido y no sé cómo volver a casa -respondió el conejito sollozando. Lucas secó las lágrimas del conejito con mucho cuidado usando una hoja grande como pañuelo. Para sorpresa de ambos, las lágrimas del cocodrilo eran reales. - ¡Gracias! -dijo el conejito emocionado-.

Nunca pensé que alguien tan fuerte como tú podría ser tan amable. Desde ese día, el conejito se convirtió en el mejor amigo de Lucas. Juntos exploraron el bosque, jugaron y ayudaron a otros animales que necesitaban su ayuda.

Pero a pesar de tener un amigo, Lucas todavía se sentía triste porque nadie más le creía. Decidió demostrarles a todos que sus lágrimas eran verdaderas.

Un día, cuando los demás animales estaban cerca del lago bebiendo agua, Lucas fingió tropezarse y lastimarse una pata. Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos mientras se retorcía de dolor. - ¡Miren! -exclamó el conejito-. ¡Las lágrimas de Lucas son reales! Los demás animales se acercaron con curiosidad y asombro.

Al ver las lágrimas del cocodrilo, entendieron que habían juzgado mal a Lucas todo ese tiempo. - Lo siento mucho por no haber creído en ti, Lucas -dijo la tortuga con voz apenada-.

Ahora comprendemos lo especial que eres. Desde aquel día, los demás animales aceptaron a Lucas tal como era: un cocodrilo amable y valiente. Juntos aprendieron la importancia de no juzgar por las apariencias y valorar la amistad sincera.

Lucas se convirtió en el guardián del lago y usó su fuerza para proteger a todos los animales que vivían allí. Su bondad inspiró a otros cocodrilos a ser más amigables y comprensivos con los demás.

Y así, gracias al coraje y determinación de un pequeño cocodrilo tímido pero valiente, todos aprendieron una importante lección: nunca debemos juzgar sin conocer a las personas, porque detrás de una apariencia intimidante puede haber un corazón lleno de amor y amistad verdadera.

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