Lucas, el héroe ciego



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Lucas. Lucas era muy travieso y le encantaba jugar en el parque con sus amigos.

Un día, mientras se deslizaba por el tobogán más alto, ocurrió un accidente que cambiaría su vida para siempre. - ¡Vamos, Lucas! ¡Es tu turno! -gritó Juan, su mejor amigo. Lucas subió emocionado al tobogán y se deslizó a toda velocidad.

Pero justo cuando estaba llegando abajo, tropezó y cayó al suelo golpeándose la cabeza. Cuando abrió los ojos, todo estaba oscuro. No podía ver nada.

Asustado y confundido, Lucas fue llevado de urgencia al hospital donde los médicos le informaron a sus padres que había perdido la vista debido al golpe en la cabeza. Todos en el pueblo se entristecieron al enterarse de la noticia, pero decidieron apoyar a Lucas en este nuevo desafío que tenía por delante.

Con la ayuda de profesores especiales, tecnología adaptada y un bastón blanco como compañero inseparable, Lucas comenzó a aprender a vivir sin vista. Al principio fue difícil y frustrante, pero con paciencia y determinación logró superar cada obstáculo que se le presentaba.

Poco a poco, Lucas empezó a hacer nuevos amigos que lo aceptaban tal como era. Juntos jugaban y se divertían como cualquier otro niño de su edad.

A pesar de no poder ver, tenía un corazón lleno de alegría y valentía que inspiraba a todos los que lo conocían. Un día soleado de primavera, mientras paseaba por el parque cerca del río con sus amigos, escuchó un grito desesperado proveniente del agua.

- ¡Ayuda! ¡Socorro! -gritaba Martín, un niño del pueblo que había caído al río y no sabía nadar. Sin dudarlo ni un segundo, Lucas agarró su bastón blanco y corrió hacia el río guiándose por el sonido de los gritos.

Con valentía y determinación se metió al agua hasta llegar donde estaba Martín luchando por mantenerse a flote. - ¡Tranquilo Martín! ¡Agárrate fuerte a mi bastón! -le dijo Lucas con voz firme.

Con la ayuda de su bastón como si fuera una vara mágica, logró sacar a Martín del agua sano y salvo ante la mirada asombrada de todos los presentes en el parque.

Desde ese día, Lucas se convirtió en el héroe del pueblo demostrando que la verdadera valentía no está en lo que ven tus ojos sino en lo que siente tu corazón. Y así fue como Lucas aprendió que aunque no pudiera ver con sus ojos físicos, tenía una visión especial con su alma capaz de iluminar incluso las sombras más oscuras.

Y colorín colorado este cuento lleno de valentía ha terminado.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!