Lucas, el lobo bueno



Había una vez un lobo muy malo y travieso llamado Lucas. Todos los animales del bosque le temían, ya que siempre causaba problemas y les hacía travesuras.

Lucas se divertía asustando a los conejitos, robándole la comida a los pájaros y rompiendo las madrigueras de los erizos. Un día, mientras Lucas perseguía a una liebre por el bosque, se tropezó con una rama y cayó en un agujero profundo.

Cuando logró salir de allí, se dio cuenta de que estaba completamente perdido. No sabía cómo regresar a su hogar. Lucas caminó sin rumbo durante horas hasta que finalmente llegó a un claro donde encontró a una familia de zorros jugando tranquilamente.

El pequeño zorrillo llamado Max se acercó curioso al ver al lobo. - ¿Qué haces aquí tú? Los lobos no son bienvenidos en nuestro territorio -dijo Max con voz temblorosa.

Lucas suspiró y respondió: -Me perdí en el bosque y necesito ayuda para volver a casa. Los zorros dudaron al escucharlo, pero decidieron darle una oportunidad. Le explicaron que si quería encontrar el camino correcto debía aprender a comportarse correctamente con los demás animales del bosque.

Lucas aceptó el desafío y prometió cambiar su actitud. Durante varios días, Max enseñó al lobo cómo ser amable y respetuoso con todos los habitantes del bosque. Aprendió que no debía asustar ni lastimar a nadie, sino ayudarlos cuando lo necesitaran.

Un día, mientras Lucas y Max caminaban juntos por el bosque, escucharon un ruido proveniente de un arbusto. Al acercarse, encontraron a una pequeña ardilla atrapada en una red de caza. - ¡Ayuda! ¡No puedo salir de aquí! -gritó la ardilla desesperada.

Lucas se dio cuenta de que era su oportunidad para demostrar lo mucho que había cambiado. Con mucho cuidado, comenzó a desenredar la red hasta liberar a la ardilla.

- ¡Gracias, Lucas! Nunca pensé que me ayudarías después de todo lo que has hecho en el pasado -dijo la ardilla sorprendida y agradecida. A partir de ese momento, todos los animales del bosque empezaron a notar el cambio positivo en Lucas. Ya no les causaba miedo ni preocupación.

Incluso los pájaros confiaban en él para proteger sus nidos mientras ellos buscaban alimento. Con el tiempo, Lucas se convirtió en un lobo amable y protector del bosque.

Ayudaba a construir madrigueras seguras para los conejitos y compartía su comida con aquellos animales que no tenían suficiente. Se había convertido en un verdadero amigo para todos.

Cuando llegó el día en que Lucas finalmente encontró el camino de regreso a su hogar, los zorros lloraron porque iban a extrañarlo mucho. Pero sabían que habían logrado algo especial: habían enseñado al lobo malo cómo ser bueno. Desde entonces, Lucas siguió siendo un lobo amable y generoso.

Cada vez que alguien se perdía en el bosque, él estaba allí para ayudar. Y todos los animales del bosque sabían que, gracias a Lucas, el mundo era un lugar mejor y más seguro para vivir.

Y así, con una sonrisa en su rostro y el corazón lleno de gratitud, Lucas se despidió de sus amigos zorros y regresó a casa convertido en un lobo bueno.

FIN.

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