Lucas, el niño que aprendió a ser limpio


Había una vez un niño llamado Lucas que no se aseaba. No le gustaba bañarse ni cepillarse los dientes, y siempre estaba sucio y desaliñado.

Sus padres intentaban convencerlo de la importancia de mantenerse limpio, pero Lucas simplemente se negaba. Un día, mientras jugaba en el parque, Lucas conoció a Martina, una niña muy ordenada y limpia. Martina tenía el cabello brillante y los dientes relucientes.

Esto llamó la atención de Lucas, quien decidió acercarse a ella. "Hola Martina, ¿por qué siempre estás tan limpia?"- preguntó curioso. Martina sonrió amablemente y respondió: "Porque me gusta sentirme fresca y saludable. Además, si te cuidas por fuera también te cuidas por dentro"-.

Lucas quedó pensativo ante las palabras de Martina. Esa noche antes de dormir, mirándose al espejo con su ropa sucia y sus dientes amarillos decidió que era hora de hacer un cambio en su vida.

Al día siguiente, Lucas sorprendió a todos cuando apareció en la escuela completamente limpio y oliendo bien. Los niños no podían creer lo que veían. "¡Lucas! ¡Te ves genial!"- exclamaron todos sorprendidos.

Lucas sonrió orgulloso mientras les contaba sobre su encuentro con Martina en el parque y cómo había decidido comenzar a cuidarse más. A partir de ese momento, Lucas se convirtió en un ejemplo para otros niños que también descuidaban su higiene personal.

Les enseñó la importancia del baño diario para eliminar gérmenes y bacterias, así como también la necesidad de cepillarse los dientes para tener una sonrisa sana. Pero no todo fue color de rosa para Lucas.

Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, se cayó y se lastimó la rodilla. La herida comenzó a infectarse debido a que no había mantenido su limpieza adecuada. Lucas aprendió una valiosa lección: la higiene personal es fundamental para mantenernos sanos y evitar enfermedades.

A partir de ese momento, se comprometió a cuidar aún más su cuerpo y enseñarles a otros niños sobre los beneficios de mantenerse limpios. Con el tiempo, Lucas se convirtió en un defensor de la higiene personal en su escuela y comunidad.

Organizó charlas educativas y actividades divertidas para enseñarles a los demás niños cómo mantenerse limpios y saludables.

Gracias al esfuerzo de Lucas, todos los niños empezaron a tomar conciencia sobre la importancia del baño diario, el lavado de manos antes de las comidas y el cepillado adecuado de los dientes. Y así fue como Lucas pasó de ser un niño descuidado a convertirse en un héroe higiénico que inspiraba a otros a cuidarse mejor.

Su historia demostró que todos podemos cambiar nuestros hábitos si nos damos cuenta del impacto positivo que pueden tener en nuestras vidas.

Desde aquel día, Lucas siempre lucía impecablemente limpio y seguía disfrutando del juego con sus amigos sin preocuparse por ensuciarse porque ahora sabía que podía volver a estar limpio fácilmente con solo un buen baño al final del día.

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