Lucas en tierras gallegas



Había una vez en un prado verde y soleado, un pequeño toro llamado Lucas. Lucas era diferente a los demás toros de su edad, ya que tenía una energía inagotable y siempre estaba corriendo de un lado a otro.

Sus padres, Marta y Rafa, se esforzaban por mantenerlo bajo control, pero Lucas simplemente no podía contener su entusiasmo.

Un día, Marta y Rafa le dieron a Lucas la noticia de que iban a ir a Galicia para visitar a sus abuelos. Lucas se puso tan emocionado que empezó a brincar y saltar por todo el prado. Su hermanito Rodrigo, un tierno bebe de tan solo 1 año, lo miraba con admiración.

"¡Lucas, por favor cálmate un poco! Tenemos que prepararnos para el viaje", dijo Marta tratando de contener la emoción del pequeño toro. "¡Sí mamá! ¡Vamos a ver a los abuelos en Galicia! ¡Qué emoción!", respondió Lucas dando vueltas alrededor de su madre.

Finalmente llegó el día del viaje. La familia subió al auto y emprendieron camino hacia Galicia.

Durante el trayecto, Lucas no paraba de hacer preguntas sobre todo lo que veía por la ventana: las vacas en los campos, los árboles frondosos y los ríos cristalinos. Al llegar a la casa de los abuelos en Galicia, Lucas corrió emocionado hacia su abuela materna quien lo recibió con brazos abiertos.

La dulce abuela le preparó unas deliciosas empanadas gallegas que tanto le gustaban. "¡Oh mi querido Lucas! Siempre tan activo y lleno de vida", dijo la abuela acariciando la cabeza del pequeño toro.

Durante su estadía en Galicia, Lucas descubrió nuevos juegos tradicionales gallegos como la carrera de sacos y las danzas típicas. Se divirtió como nunca antes lo había hecho y compartió momentos inolvidables con su familia. Poco a poco, Lucas fue aprendiendo a canalizar su energía hiperactiva en actividades positivas y constructivas.

Aprendió también sobre la importancia de escuchar atentamente y seguir instrucciones para evitar accidentes o problemas innecesarios. Al regresar a casa luego de unas semanas maravillosas en Galicia, Lucas se sentía más tranquilo pero igualmente feliz.

Había descubierto que aunque era muy activo podía enfocar esa energía en cosas buenas y divertidas. Y así, el pequeño toro hiperactivo llamado Lucas aprendió valiosas lecciones durante su aventura en Galicia junto a su amorosa familia.

Siempre recordaría aquel viaje como una experiencia única e inspiradora que lo ayudó a crecer tanto física como emocionalmente.

FIN.

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