Lucas y el arcoíris de la inclusión
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Arcoíris, donde vivía Lucas, un niño curioso y amable que siempre estaba dispuesto a aprender cosas nuevas.
Un día, mientras paseaba por el parque, escuchó a unos niños hablando sobre la comunidad LGTB. - ¿Qué es la comunidad LGTB? - preguntó Lucas con curiosidad. - Son personas que aman a otras personas sin importar su género u orientación sexual - respondió Sofía, una niña de cabello rizado y sonrisa brillante.
Lucas se quedó pensativo por un momento. Nunca antes había escuchado sobre ese tema, pero le pareció algo muy interesante y decidió investigar más al respecto.
Así que se dirigió a la biblioteca del pueblo y comenzó a leer libros sobre diversidad, igualdad y respeto. Con el tiempo, Lucas se convirtió en un defensor de los derechos de la comunidad LGTB en su escuela.
Organizaba charlas informativas, promovía el respeto entre sus compañeros y siempre estaba dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaban. Un día, llegó al pueblo una nueva familia: Martín y Juan eran una pareja gay que se mudaron para empezar una nueva vida juntos en Arcoíris.
Al principio, algunos vecinos murmuraban comentarios despectivos, pero Lucas decidió intervenir. - ¡Hola! Soy Lucas, ¿cómo están? - saludó con entusiasmo a Martín y Juan. - Hola Lucas, gracias por tu amabilidad - respondieron los dos hombres con una sonrisa sincera.
Lucas pasó tiempo con Martín y Juan, jugando juegos de mesa, cocinando juntos e intercambiando historias divertidas. Pronto se convirtieron en grandes amigos y Lucas aprendió mucho de ellos: sobre el amor incondicional, la aceptación mutua y la importancia de ser auténtico consigo mismo.
Un día, mientras caminaban por el parque juntos, vieron a un grupo de niños molestando a otro niño por tener dos mamás. Lucas no dudó ni un segundo en acercarse para defenderlo.
- ¡Alto! Todas las familias son diferentes y eso está bien. Lo importante es quererse y respetarse mutuamente sin importar cómo sea tu familia - exclamó Lucas con valentía. Los niños se detuvieron sorprendidos por las palabras de Lucas.
Poco a poco fueron entendiendo su mensaje y pidieron disculpas al niño y sus mamás. Desde ese día en adelante, todos los niños del pueblo aprendieron a valorar la diversidad y celebrarla como algo único e increíble.
Y así fue como Lucas no solo aprendió sobre la comunidad LGTB sino que también se convirtió en un ejemplo de amor, tolerancia e inclusión para todos en Arcoíris.
Porque al final del día lo más importante es ser uno mismo sin temor al juicio de los demás; así es como florecen los verdaderos colores del arcoíris en nuestra vida.
FIN.