Lucas y el Gigante Amistoso
En lo profundo del bosque, donde los árboles susurraban secretos y los rayos de sol bailaban entre las hojas, vivía un ratón llamado Lucas.
Lucas no era un ratón común y corriente; era valiente, curioso y siempre estaba listo para una nueva aventura. Un día, mientras exploraba un rincón desconocido del bosque, Lucas escuchó un rumor que lo llenó de intriga.
Hablaban de un gigante que habitaba en la montaña, un ser temido por todos debido a su tamaño imponente y su rugido atronador. Sin embargo, la curiosidad de Lucas superó cualquier miedo y decidió emprender el camino hacia la montaña para conocer al gigante.
Al llegar a la base de la montaña, Lucas vio al gigante por primera vez. Era enorme, con pies del tamaño de árboles y brazos tan anchos como troncos robustos. A pesar de su apariencia intimidante, Lucas notó algo en los ojos del gigante: tristeza y soledad.
Decidido a no dejarse llevar por las apariencias, Lucas se acercó al gigante con valentía. "-Hola, soy Lucas, ¿puedo ser tu amigo?" -dijo el ratón con una sonrisa amigable.
El gigante se sorprendió al ver a alguien tan pequeño acercarse sin temor. "-¿Amigo? Nadie ha querido ser mi amigo en años... " -respondió el gigante con voz profunda pero melancólica. A partir de ese momento, comenzó una hermosa amistad entre el valiente ratón y el gigante bondadoso.
Lucas visitaba al gigante todos los días; juntos compartían historias, jugaban juegos divertidos e incluso exploraban nuevos lugares en el bosque. Con el tiempo, Lucas descubrió que el gigante había sido malinterpretado por todos en el bosque.
Su rugido era en realidad un canto melódico para las aves; sus pasos pesados eran bailes ritmados para arrullar a los animales del bosque.
Un día, mientras paseaban cerca del lago cristalino, el gigante confesó a Lucas su deseo más profundo: hacer amigos pero no sabía cómo debido a su aspecto imponente. Entonces, Lucas tuvo una brillante idea. Convocó a todos los animales del bosque y organizó una gran fiesta sorpresa para el gigante.
Hubo risas, bailes y mucha comida deliciosa; fue una celebración inolvidable donde finalmente el gigante pudo mostrar su verdadera naturaleza bondadosa. Desde ese día en adelante, el bosque ya no temía al gigantesco ser que habitaba en la montaña.
Todos aprendieron junto a Lucas que no se debe juzgar a alguien por su apariencia exterior; que la verdadera belleza reside en el corazón y las acciones bondadosas hacia los demás.
Así concluye la historia del valiente ratón y el gigante bondadoso; una historia que enseña a grandes y chicos sobre la importancia de mirar más allá de las apariencias y valorar la verdadera esencia de cada ser en este vasto mundo lleno de maravillas por descubrir.
FIN.