Lucas y el Gnomo Sabio



Había una vez un niño llamado Lucas que tenía una gran colección de bloques. Le encantaba jugar con ellos y construir cosas increíbles, pero había un pequeño problema: Lucas no sabía compartir.

Un día, Lucas decidió llevar sus bloques al parque para jugar con sus amigos. Cuando llegó al parque, vio a sus amigos jugando en el arenero y se acercó emocionado.

"¡Hola chicos! Traje mis bloques para que podamos construir juntos", dijo Lucas mostrando su caja llena de bloques brillantes. Sus amigos se emocionaron al ver los bloques y cada uno quería tomar algunos para empezar a construir. Pero Lucas no estaba dispuesto a compartir.

"¡No! Esos son mis bloques y solo yo puedo jugar con ellos", gritó Lucas mientras abrazaba su caja fuertemente. Los demás niños se sintieron tristes y decepcionados. No entendían por qué Lucas no quería compartir con ellos.

Decidieron buscar otra cosa para hacer mientras tanto, pero secretamente deseaban poder jugar con los bloques también. Mientras los demás niños jugaban en el tobogán, Lucas se sentó en un banco mirando su caja de bloques sin saber qué hacer.

Se dio cuenta de que aunque tenía muchos bloques, no estaba disfrutando realmente porque estaba solo. De repente, apareció una mariposa volando cerca de él. La mariposa era hermosa y colorida, y parecía estar invitándolo a seguirla.

Sin pensarlo dos veces, Lucas decidió seguir la mariposa hasta llegar a un árbol mágico en medio del parque. En ese árbol mágico vivía un duende llamado Tomás. Tomás era sabio y amable, y le encantaba ayudar a los niños cuando tenían problemas. "Hola Lucas, veo que estás triste.

¿En qué puedo ayudarte?", preguntó el duende con una sonrisa. Lucas explicó su problema al duende y cómo no sabía compartir sus bloques con sus amigos.

Tomás escuchó atentamente y luego le dio un consejo:"Lucas, los bloques son divertidos de jugar, pero la verdadera diversión está en poder compartirlos con tus amigos. Cuando compartes algo especial contigo, les das la oportunidad de disfrutarlo también. "Lucas reflexionó sobre las palabras del duende y decidió darle una oportunidad a compartir.

Corrió de regreso al parque donde encontró a sus amigos todavía jugando en el tobogán. "¡Chicos! ¡Vengan aquí!", gritó Lucas emocionado. Cuando sus amigos se acercaron, Lucas abrió su caja de bloques y comenzaron a construir juntos.

Cada uno tomaba algunos bloques y trabajaban en equipo para crear cosas asombrosas. El tiempo pasaba volando mientras reían, compartían ideas y admiraban lo que habían construido juntos.

Lucas se dio cuenta de que había hecho lo correcto al compartir sus bloques. Al final del día, todos estaban felices y satisfechos por haber compartido una experiencia maravillosa.

Lucas aprendió una valiosa lección sobre la importancia de compartir y cómo eso puede hacer que las cosas sean aún más divertidas. Desde ese día en adelante, Lucas siempre estaba dispuesto a compartir sus juguetes con los demás niños. Aprendió que compartir no solo hacía felices a los demás, sino que también le brindaba una gran alegría a él mismo.

Y así, Lucas y sus amigos continuaron construyendo recuerdos increíbles juntos mientras aprendían la importancia de compartir y trabajar en equipo.

FIN.

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