Lucas y el Libro Mágico
Había una vez un niño llamado Lucas que vivía en un pueblito donde todos los habitantes amaban leer. Los días de lluvia eran perfectos para contar historias y durante las ferias del pueblo, todos se reunían a compartir sus libros favoritos. Sin embargo, Lucas no disfrutaba de la lectura porque siempre encontraba difícil entender las historias.
Un día, mientras paseaba por la plaza, Lucas escuchó a sus amigos hablar emocionados de un nuevo libro que había llegado a la biblioteca. Los niños decían que estaba lleno de aventuras y criaturas mágicas. Lucas se sintió un poco excluido, pero tenía miedo de que el libro fuera demasiado complicado para él.
Decidido a no quedarse afuera, se acercó a la biblioteca y se encontró con la bibliotecaria, la señora Clara, una mujer amable y alegre.
"Hola, Lucas. ¿Vienes a leer un poco hoy?" - le preguntó con una sonrisa.
"Hola, señora Clara. Quería saber de ese libro nuevo del que hablan mis amigos. Tengo ganas de leerlo, pero me da miedo no entenderlo" - confesó Lucas, un poco tímido.
"No te preocupes, Lucas. A veces los libros son como seres mágicos, pueden parecer difíciles pero siempre tienen algo valioso que enseñarnos. ¿Qué tal si lo leemos juntos?" - sugirió la señora Clara.
Lucas aceptó la propuesta. Se sentaron en un rincón acogedor de la biblioteca, y la señora Clara le mostró el libro. Tenía una portada brillante y muchas imágenes.
"Mirá, Lucas. La historia comienza aquí..." - comenzó la bibliotecaria a leer, mientras Lucas se dejaba llevar por las ilustraciones vibrantes.
Poco a poco, Lucas se dio cuenta de que entendía más de lo que había pensado. La señora Clara le hacía preguntas sobre lo que pensaba de los personajes y lo que podría suceder después.
"¿Qué harías tú si fueras el héroe de la historia?" - preguntó la señora Clara.
Lucas pensó un momento y respondió:
"Creo que ayudaría a la gente y enfrentaría mis miedos".
La señora Clara sonrió y le dijo:
"Eso es exactamente lo que hace el protagonista. Te estás convirtiendo en experto".
Así, cada semana, Lucas iba a la biblioteca para leer con la señora Clara. Descubrió que las historias no solo eran palabras en una página, sino aventuras que podían ser compartidas y disfrutadas en compañía. Con cada lectura, su confianza crecía y empezó a disfrutar de los libros por sí mismo.
Un día, la señora Clara le dio un libro pequeño y dijo:
"Ahora, quiero que pruebes leer una historia tú solo. Estoy segura de que lo harás genial".
Lucas sintió un cosquilleo de nervios, pero también de emoción. Se sentó bajo un árbol en el parque y comenzó a leer. Al finalizar, miró alrededor y vio que había disfrutado cada palabra.
"¡Lo logré!" – exclamó Lucas emocionado.
Volvió corriendo a la biblioteca para contarle a la señora Clara lo que había hecho.
"¡Leí un libro yo solo!" - dijo con una gran sonrisa.
"¡Eso es maravilloso, Lucas! Estás aprendiendo a volar en el mundo de los libros" - dijo la señora Clara, orgullosa.
A partir de ese día, Lucas se convirtió en un gran lector. Empezó a compartir recomendaciones de libros con sus amigos y hasta organizó una pequeña feria del libro en el pueblo. Todos lo admiraban por cómo había crecido.
Lucas comprendió que con paciencia y confianza, cualquier historia que parecía difícil de entender puede convertirse en una gran aventura. Y lo más importante: descubrió que leer era una puerta mágica hacia mundos que nunca había imaginado.
Desde entonces, nunca dejó de leer, y siempre llevó consigo un libro mágico que le recordaba el poder de la atención y la amistad.
Y así, Lucas vivió feliz en su pequeño pueblo, lleno de historias y amigos, siempre dispuesto a leer y compartir lo que aprendía con otros.
FIN.