Lucas y el misterio de la calabaza sonriente



Había una vez un niño llamado Lucas, de tres años de edad, con unos hermosos tirabuzones en su cabello. A Lucas le encantaban las calabazas y Halloween. Cada año, esperaba ansioso la llegada de esta festividad tan especial.

Un día, mientras estaba en su jardín jugando con sus juguetes, Lucas encontró una pequeña semilla misteriosa junto a una calabaza grande y naranja. Sin pensarlo dos veces, decidió plantarla en un rincón soleado de su jardín.

Lucas regó la semilla todos los días y la observó crecer poco a poco. Después de algunas semanas, ¡surgió algo increíble! Una hermosa planta llena de hojas verdes y brillantes comenzó a emerger del suelo.

El tiempo pasaba rápidamente y Halloween se acercaba cada vez más. La planta que había crecido tanto ahora tenía flores amarillas que parecían sonreírle a Lucas como si fueran caritas felices.

Un buen día, cuando el sol brillaba intensamente sobre el jardín de Lucas, algo extraordinario ocurrió: ¡una enorme calabaza empezó a crecer en la planta! No podía creer lo que veía. Estaba emocionado por haber cultivado su propia calabaza para Halloween. Lucas cuidó amorosamente la calabaza durante todo el mes siguiente.

Le hablaba todas las mañanas e incluso le cantaba canciones antes de irse a dormir por la noche. Finalmente, llegó el gran día: Halloween. El barrio entero estaba decorado con luces coloridas y figuras espeluznantes.

Los niños se disfrazaban y salían a pedir dulces por las casas. Lucas decidió vestirse como su personaje favorito, un simpático espantapájaros con sombrero de paja y camisa a cuadros. Y, por supuesto, llevaba consigo la calabaza que había cultivado con tanto amor.

Mientras Lucas caminaba por las calles, llamó la atención de todos los vecinos con su adorable disfraz y su enorme calabaza. Todos le sonreían y le felicitaban por su magnífico trabajo.

En un momento dado, Lucas se encontró con una niña llamada Sofía, quien estaba triste porque no tenía una calabaza para tallar en Halloween. Sofía admiraba mucho la hermosa calabaza de Lucas y deseaba tener una igual. Lucas pensó rápidamente en cómo ayudar a Sofía.

Recordó que aún tenía algunas semillas sobrantes guardadas en casa. Entonces le dijo:"Sofía, tengo una idea maravillosa. ¿Qué te parece si plantamos juntos estas semillas? Podremos cuidarlas hasta que crezcan y tendrás tu propia calabaza para el próximo Halloween".

Los ojos de Sofía se iluminaron de alegría ante la propuesta de Lucas. Ambos corrieron emocionados hacia el jardín de Lucas y comenzaron a plantar las semillas.

A lo largo del año siguiente, Lucas y Sofía trabajaron juntos cuidando sus pequeñas plantas día tras día. Regaban las semillas con amor y les hablaban cada mañana para animarlas a crecer fuertes. Cuando llegó nuevamente Halloween, ambos niños se sorprendieron al ver que sus plantas habían crecido enormemente.

Las calabazas eran tan grandes como ellos mismos. Lucas y Sofía se divirtieron mucho tallando las calabazas en formas divertidas y espeluznantes. Juntos, hicieron una fiesta de Halloween en el jardín de Lucas y compartieron dulces con todos sus amigos.

Desde aquel día, Lucas y Sofía se convirtieron en los mejores amigos. Cada año, continuaron cultivando calabazas juntos para celebrar Halloween y compartir su amor por esta festividad con todos a su alrededor.

Y así, gracias a la pasión de un niño de tres años por las calabazas y Halloween, Lucas descubrió la alegría de cultivar amistades duraderas mientras disfrutaba del encanto mágico que esta festividad traía consigo cada año.

FIN.

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