Lucas y el Misterio del Brebaje
Era una vez un niño llamado Lucas, que vivía en un pequeño pueblo al borde de un denso bosque. Un día, mientras jugaba cerca de los árboles, una bruja lo vio y, con un hechizo, lo atrapó y lo llevó a su cueva en la selva.
La cueva era oscura y llena de extraños objetos que brillaban con luces de colores. Lucas miraba asombrado mientras la bruja movía su varita y decía:
"¡Por fin tengo un aprendiz!"
"¿Aprendiz? ¿De qué?" preguntó Lucas, algo confundido.
"Aprenderás a preparar un brebaje mágico, pero solo si logras resolver mis acertijos."
Lucas sintió un escalofrío recorrerle la espalda, pero decidió ser valiente. La bruja le mostró una mesa llena de frascos.
"Este es el primero: ¿Qué es lo que siempre sube y nunca baja?"
"¡La edad!" respondió Lucas, emocionado por haber resuelto el primer acertijo.
"Muy bien, pequeño. Ahora, por el segundo: ¿Qué tiene manos, pero no puede aplaudir?"
"¡Es un reloj!"
"Correcto de nuevo. Eres más inteligente de lo que pensé. Ahora, el último: ¿Qué va por el camino y nunca se mueve?"
"¡La carretera!"
La bruja se quedó boquiabierta.
"¡Increíble! No esperaba que un niño lograra resolver mis acertijos. Como recompensa, se te permitirá elegir el ingrediente para el brebaje."
Lucas pensó en su pueblo y en las flores del jardín de su abuela.
"Quiero usar flores de mi pueblo. Siempre huelen tan bien y hacen feliz a la gente."
La bruja frunció el ceño.
"No, niño, los ingredientes deben ser oscuros y misteriosos."
Lucas insistió con firmeza:
"Pero las cosas hermosas también pueden ser mágicas."
La bruja se quedó en silencio, y luego sonrió.
"Tienes razón. La belleza tiene su propia magia. Vamos entonces, busca las flores que desees."
Después de reunir las flores, comenzaron a preparar el brebaje juntos. Mientras mezclaban los ingredientes, Lucas sintió algo extraño. La mezcla comenzó a brillar y llenó la cueva de un aroma suave y agradable.
"¿Qué es esto?" preguntó Lucas.
"Es magia, y ahora has demostrado que eres un verdadero aprendiz," dijo la bruja mientras levantaba el frasco brillante.
"Si lo bebes, verás el mundo desde otra perspectiva."
Lucas dudó un momento, pero decidió probar el brebaje. Cuando lo hizo, sintió una ola de luz y color. La cueva se transformó en un hermoso campo de flores, y pudo ver a sus amigos del pueblo jugando y riendo.
"¡Esto es increíble!" exclamó.
"Cuéntale a los demás que la magia de las flores puede unir a todos," le dijo la bruja, que ya no parecía tan aterradora.
Finalmente, la bruja decidió liberar a Lucas.
"Gracias, bruja. Me has enseñado que la magia está en las cosas pequeñas, y que la bondad y la belleza siempre deben estar presentes."
"Siempre recuerda, Lucas, que la sabiduría y la magia vienen de tu corazón."
Lucas salió de la cueva y regresó a su pueblo, donde corrió a contarle a todos sobre su experiencia con la bruja y el poder de las flores. Desde entonces, el pueblo comenzó a plantar flores en cada rincón, llenando su hogar de belleza y alegría. Y así, Lucas, el niño que había sido atrapado por una bruja, se convirtió en un héroe.
FIN.