Lucas y El Nuevo Comienzo



Era un día soleado cuando Lucas, un niño de diez años, se despertó emocionado. ¡Hoy era su primer día en un nuevo colegio! Después de mudarse con su familia a una nueva ciudad, tenía muchas ganas de conocer nuevos amigos.

Mientras se preparaba, miró por la ventana y vio a otros niños jugando en el parque. La idea de hacer nuevos amigos lo llenaba de entusiasmo. "No puedo esperar a conocer a todos"-, se dijo a sí mismo.

Al llegar a la escuela, Lucas se sintió un poco nervioso. Miró a su alrededor y vio que había un grupo de niños jugando en el patio. Decidió acercarse.

"Hola, soy Lucas. ¿Puedo jugar con ustedes?"- preguntó con una gran sonrisa.

Los niños lo miraron y uno de ellos, que se llamaba Mateo, dijo:

"Claro, vení. Estamos jugando a la pelota. Aceptamos a cualquier jugador nuevo"-

Lucas se unió al juego y se divirtió mucho. La pelota iba de un lado a otro y su risa se unía a la del grupo. A medida que pasaba el recreo, fue conociendo a Valentina, que era la más rápida corriendo, y a Tomás, que sabía contar chistes divertidos.

"La pasamos genial, Lucas. ¡Volvé mañana!"- le dijo Valentina mientras se despedían.

Lucas llegó a casa muy contento. Contó a su mamá sobre su primer día y cómo había hecho amigos. "Mañana, voy a volver y jugar más"- agregó con entusiasmo.

Al día siguiente, mientras se preparaba nuevamente, Lucas se sintió un poco más seguro. Sin embargo, en el camino a la escuela, vio que un niño más grande, Andrés, estaba molestando a algunos de sus nuevos amigos.

-|"¡Scallets! Eso no se hace, dejá a mis amigos tranquilos"- gritó Lucas, sin pensarlo.

Andrés lo miró sorprendido y dijo:

"¿Y vos quién sos para mandarme?"-

Lucas sintió un nudo en el estómago. "Solamente soy un chico que no le gusta ver a otros ser molestados..."-n

Mateo y Valentina se acercaron a Lucas, y juntos decidieron enfrentar a Andrés.

"Andrés, todos tenemos derecho a jugar y divertirnos. No es justo que molestes a los demás"- le dijeron Valentina y Mateo.

Andrés, aún sorprendido, se dio cuenta de que había una nueva energía en el grupo y contestó:

"Está bien, no volveré a molestar. Solo quería que se fueran todos"-

Lucas sintió que su corazón latía más rápido, pero también se sintió valiente. No se trataba de pelear, sino de defender lo que era justo. De repente, Andrés los miró y dijo:

"¿Puedo jugar con ustedes?"-

Mateo, Valentina y Lucas se miraron, dudando un momento, pero Lucas, con una sonrisa, respondió:

"Sí, siempre hay lugar para más amigos"-

Desde ese día, el grupo de amigos creció. Lucas y Andrés se hicieron amigos, y aprendieron que las diferencias se pueden resolver hablando. En poco tiempo, Lucas se sintió más en casa que nunca en su nuevo colegio.

Cada día era una aventura nueva, llena de risas, juegos y lecciones sobre la amistad y respeto. Aprendió que para hacer amigos no solo había que ser valiente para presentarse, sino también para defender lo que es correcto.

Y así, en su nuevo colegio, Lucas no solo hizo amigos, sino que también se volvió un mejor amigo.

¡Y todo comenzó con una sonrisa y el valor de decir “¡hola! ”!

FIN.

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