Lucas y el poder de la imaginación


Había una vez un niño llamado Lucas, que tenía cinco años y vivía en una linda casa junto a su mamá y su papá.

Lucas era muy valiente durante el día, pero cuando llegaba la noche se convertía en un niño miedoso. Cada noche, cuando sus padres lo llevaban a su dormitorio, Lucas comenzaba a temblar y se aferraba con fuerza a las piernas de su mamá o de su papá.

No quería quedarse solo en su habitación porque creía que había monstruos debajo de la cama y en el armario. Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos Tomás y Sofía, Lucas les contó sobre su problema para dormir solo.

Los dos amigos escucharon atentamente y luego Tomás dijo: "Lucas, yo también tenía miedo de los monstruos en mi habitación hace tiempo. Pero descubrí algo que me ayudó mucho". "¿Qué fue lo que descubriste?", preguntó Lucas curioso.

Tomás sonrió y respondió: "Descubrí que los monstruos no existen realmente. Son solo cosas imaginarias que nuestra mente crea cuando estamos asustados". Sofía asintió emocionada y agregó: "¡Exacto! Además, nuestros padres siempre están cerca para protegernos".

Lucas pensó por un momento y decidió probar lo que le habían dicho sus amigos. Esa noche, cuando sus padres lo llevaron a la cama, Lucas miró debajo de la cama y abrió el armario para asegurarse de que no había monstruos escondidos.

Luego se acostó en su cama con valentía e imaginó que su cama era un barco pirata y él era el capitán valiente.

Cerró los ojos y se dijo a sí mismo: "No hay monstruos, solo estoy rodeado de cosas bonitas en mi habitación". Lucas se durmió tranquilamente esa noche, sin despertarse asustado ni llamar a sus padres. Al día siguiente, les contó emocionado a Tomás y Sofía cómo había logrado vencer su miedo.

A medida que pasaban las noches, Lucas seguía imaginando aventuras en su dormitorio antes de dormir. Se convirtió en un experto en enfrentar sus miedos y descubrió que podía ser valiente incluso cuando estaba solo.

Sus padres estaban muy orgullosos de él por haber superado su miedo y le dijeron: "Lucas, siempre estaremos aquí para ti, pero también es importante aprender a confiar en ti mismo".

Desde ese día, Lucas dejó de tener miedo a la oscuridad y empezó a disfrutar de las noches tranquilas en su dormitorio. Aprendió que la imaginación puede ser una gran aliada para enfrentar los temores. Y así fue como Lucas se convirtió en un niño valiente y seguro de sí mismo.

Siempre recordaba las palabras de Tomás y Sofía: "Los monstruos no existen realmente". Y cada noche antes de dormir, imaginaba nuevas aventuras con su barco pirata o convertido en astronauta explorando el espacio. Fin

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