Lucas y la amistad en el jardín de infantes


Había una vez un niño llamado Lucas, que estaba a punto de empezar el jardín de infantes.

Estaba muy emocionado por aprender cosas nuevas y hacer amigos, pero también sentía un poco de miedo por separarse de su mamá y papá. El día llegó y Lucas se despertó temprano, se vistió con su uniforme escolar y desayunó rápido.

Cuando llegaron al jardín, la maestra lo recibió con una gran sonrisa y le mostró el aula llena de juguetes y colores. "¡Hola Lucas! ¿Estás listo para divertirte hoy?" -dijo la maestra con alegría. Lucas asintió tímidamente, mirando a su mamá con ojos preocupados. Ella le dio un beso en la mejilla y le dijo:"No te preocupes, cariño.

Vas a pasarlo genial y yo estaré aquí esperándote. "Con un nudo en la garganta, Lucas entró al salón de clases. Pronto comenzaron las actividades: pintar dibujos, armar rompecabezas y jugar en el patio.

A pesar de todo, Lucas seguía sintiendo un poco de nerviosismo en su pancita. Durante el recreo, se acercó a otro niño que estaba solo en un rincón. Se llamaba Mateo y tenía los ojos tristes.

"¿Por qué estás triste?" -preguntó Lucas con curiosidad. Mateo suspiró y respondió:"Es mi primer día aquí... y extraño mucho a mi mamá. "Lucas entendió perfectamente cómo se sentía Mateo porque él también extrañaba a su mamá.

Entonces tuvo una idea brillante:"¡Vamos a ser amigos! Juntos podemos ayudarnos cuando nos sintamos solos. "Mateo sonrió por primera vez desde que había llegado al jardín. Los dos niños se abrazaron y corrieron para jugar juntos.

Esa tarde, cuando las mamás vinieron a buscarlos, Lucas no quería irse del jardín. Había descubierto que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay espacio para la amistad y la solidaridad.

Desde ese día en adelante, Lucas ya no tuvo miedo de ir al colegio porque sabía que siempre tendría amigos como Mateo para acompañarlo en cada aventura que la vida les trajera.

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