Lucas y la Aventura Nocturna
Era una noche oscura en el pequeño pueblo de San Juanito. Lucas, un niño curioso y valiente, decidió salir a dar una vuelta por su barrio, había escuchado historias sobre las maravillas que se podían encontrar bajo el manto de las estrellas.
Con una linterna en mano, caminó por la vereda iluminada apenas por la luz tenue de su dispositivo.
"¿Dónde estarán esos misterios que todos cuentan?" - se preguntó mientras avanzaba.
De pronto, escuchó un suave murmullo que venía del parque. Intrigado, Lucas se acercó. Allí, entre los árboles, vio a una pequeña luciérnaga revoloteando.
"¡Hola!" - saludó Lucas, "¿Te gustaría ser mi guía en esta noche mágica?"
La luciérnaga iluminó con más intensidad. Lucas interpretó esto como un sí, así que sin dudarlo decidió seguirla.
Mientras caminaban, Lucas empezó a escuchar sonidos extraños. Primero, un chirrido. Luego, el crujir de ramas.
"No te preocupes, no hay nada que temer" - se dijo a sí mismo, intentando calmar su corazón.
"¿Qué es eso?" - preguntó a la luciérnaga, que parece que lo entendía.
De repente, un pequeño gato negro apareció, mirándolo con ojos brillantes.
"¡Hola! Soy Nube" - dijo el gato astuto, "¿Te gustaría jugar conmigo?"
Lucas, encantado con la idea, respondió, "¡Claro! Pero antes, sé que me perderé en la oscuridad. ¿Podés ayudarme, luciérnaga?"
La luciérnaga llenó de luz el camino y juntos se fueron adentrándose en el parque.
Mientras jugaban entre los árboles, algo inesperado ocurrió. De repente, Nube el gato comenzó a cantar una canción divertida que hizo reír a Lucas.
"¡No sabía que los gatos cantaban!" - gritó Lucas entre risas.
"Soy un gato especial" - respondió Nube con picardía, "¿Quieres escuchar otro?"
Lucas asintió con entusiasmo. Era la primera vez que se reía tanto en una noche tan oscura.
Pero en medio de sus juegos, la luciérnaga empezó a apagar su luz. Lucas se sintió preocupado.
"¡Espera! ¿Qué te pasa?" - le preguntó.
"Es solo que si me emociono mucho, tiendo a escabullirme. Encuentra algo brillante y estaré bien" - respondió la luciérnaga.
De repente, Lucas recordó que había visto un viejo espejo en la casa de su abuela.
"Nube, necesitamos ir allí. El espejo brillará en la oscuridad y te ayudará a recuperar tu luz" - dijo Lucas decidido.
Aprovechando la ayuda de la luciérnaga, corrieron hacia la casa. Lucas sentía una mezcla de emoción y nerviosismo. Llegaron y, eufórico, abrió la puerta de su abuela y encontró el espejo en una esquina.
"¡Mirá!" - exclamó Lucas, "Mirá cómo brilla cuando lo ilumino con la linterna!"
La luciérnaga, viendo el reflejo iluminado, recuperó su energía y empezó a brillar intensamente
"¡Gracias, Lucas! Eres muy ingenioso. Ahora podremos seguir nuestra aventura."
Juntos, regresaron al parque e hicieron un nuevo descubrimiento. En la arboleda, encontraron otras luciérnagas que también habían perdido su luz. Lucas se llenó de alegría y les dijo:
"¡No tienen que preocuparse! Hay un brillo muy especial que puede devolverles la luz. ¡Los llevaré allí!"
Las luciérnagas lo siguieron, y pronto todos estaban reunidos frente al espejo.
Mientras las luciérnagas recuperaban su luz, Lucas pensó: "Si hay un mensaje en esta noche, es que siempre se puede ayudar a otros a brillar cuando uno tiene la voluntad de hacerlo."
Los nuevos amigos luciérnagas agradecieron a Lucas y a Nube.
"Siempre podrás contar con nosotros en tus aventuras" - dijeron al unísono mientras llenaban el parque con su brillante luz.
Contento con su experiencia, Lucas se despidió de sus nuevos amigos y se puso en marcha hacia casa. La oscuridad de la noche ya no era tan aterradora. Al contrario, se había convertido en un lugar lleno de luz y amistad.
"¿Qué aventura tendremos la próxima vez?" - se preguntó mientras se alejaba, sintiendo el viento cálido en su rostro, soñando con nuevas historias por descubrir.
FIN.