Lucas y la Cometa Mágica


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un chico llamado Lucas que siempre soñaba con volar. Un día, mientras paseaba por el bosque, encontró una vieja cometa abandonada.

Sin pensarlo dos veces, decidió arreglarla y probar suerte en el campo abierto cerca de la colina. - ¡Vamos, cometa! ¡Quiero sentirme como un pájaro libre en el cielo! - exclamó Lucas emocionado mientras corría con la cometa detrás de él.

De repente, una fuerte ráfaga de viento levantó la cometa hacia arriba y Lucas sintió cómo lo elevaba del suelo. Estaba volando de verdad. Pero justo cuando estaba disfrutando del momento, escuchó unos pasos acercándose.

- ¿Qué es eso? - preguntó curioso su amigo Martín que acababa de llegar al campo. Lucas le explicó emocionado que había encontrado la cometa y que estaba cumpliendo su sueño de volar.

Martín no podía creerlo y decidió ayudar a Lucas a controlar la cometa para hacer figuras increíbles en el cielo. - ¡Mira esa vuelta! ¡Parece un dragón gigante! - gritaba Martín emocionado. Los dos amigos pasaron horas divirtiéndose y compartiendo risas mientras hacían acrobacias con la cometa.

Pero justo cuando estaban por terminar, una nube oscura se acercó amenazante al cielo. - Creo que se viene una tormenta, mejor guardemos la cometa antes de que se arruine - sugirió Lucas preocupado mirando al horizonte.

Corrieron juntos hasta reagarrar la cometa y regresaron al pueblo justo a tiempo antes de que empezara a llover. Aunque tuvieron que despedirse del día perfecto para volar, ambos sabían que habían vivido una aventura inolvidable juntos y prometieron volver a intentarlo en cuanto saliera el sol nuevamente.

Y así fue como Lucas descubrió que los sueños pueden convertirse en realidad si uno tiene amigos dispuestos a acompañarlo en cada vuelo alto hacia lo desconocido.

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