Lucas y la cueva generosa
Había una vez una familia muy unida, conformada por Papa Alan, Mama Adriana, el hermano mayor Joaco, la hermana del medio Jana y la más pequeña Rebecca.
Cada noche antes de dormir, se reunían en el cuarto de Rebecca para contarle un cuento y así ayudarla a conciliar el sueño.
Una noche, mientras estaban sentados en la cama de Rebecca, Papa Alan comenzó a contarles una historia sobre un niño llamado Lucas que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. "Lucas era un niño muy curioso y siempre estaba buscando aventuras. Un día decidió explorar las montañas que rodeaban su pueblo y descubrió una cueva mágica llena de tesoros escondidos".
Los ojos de Rebecca brillaron con entusiasmo al escuchar esto y preguntó:"¿Qué tipo de tesoros encontró Lucas?""Bueno hija", respondió Mama Adriana sonriendo "encontró muchas cosas valiosas como monedas antiguas, joyas brillantes e incluso algunos objetos mágicos".
Joaco también estaba interesado en la historia y preguntó:"¿Y qué hizo Lucas con todos esos tesoros?"Papa Alan continuó: "A pesar de tener tantos tesoros valiosos, Lucas decidió compartirlos con su comunidad.
Construyó una biblioteca para que los niños pudieran leer libros gratis y donó parte del dinero para construir un parque infantil".
Jana se emocionó al escuchar esto y dijo: "¡Qué nobleza tan grande tenía ese niño!"Rebecca estaba inspirada por la historia y preguntó: "¿Y qué pasó después con Lucas?"Papa Alan sonrió y concluyó la historia diciendo: "Lucas se convirtió en un héroe para su comunidad, todos lo admiraron y respetaron por su generosidad.
Y aunque nunca volvió a encontrar otra cueva mágica, siempre tuvo la satisfacción de saber que había hecho algo bueno por los demás". La familia se despidió de Rebecca deseándole dulces sueños y ella se durmió con una sonrisa en el rostro, soñando con aventuras y tesoros escondidos.
Desde esa noche, cada vez que tenían la oportunidad de ayudar a alguien o hacer algo bueno por los demás, recordaban la historia de Lucas y se inspiraban en su ejemplo. Y así esta familia aprendió que compartir es lo mejor que podemos hacer para ser felices.
FIN.