Lucas y la lección de solidaridad



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Lucas. Lucas era muy curioso y siempre estaba lleno de energía, pero últimamente se había estado sintiendo triste y preocupado por algo que le estaba pasando.

Un día, Lucas decidió acercarse a su vecino más sabio, Don Manuel, para contarle lo que le ocurría.

Sin embargo, al llegar a la casa de Don Manuel, se encontró con que él estaba recostado en su mecedora, con los ojos cerrados y parecía estar descansando. "¡Hola Don Manuel! ¿Puedo hablar contigo un momento?", preguntó tímidamente Lucas. Don Manuel abrió los ojos lentamente y miró a Lucas con cariño.

"¡Claro que sí, querido Lucas! ¿Qué te preocupa?""Verá Don Manuel, últimamente me siento triste y no sé qué hacer al respecto", confesó Lucas con sinceridad. Don Manuel escuchó atentamente a Lucas mientras le contaba sobre sus preocupaciones y miedos.

Pero antes de poder responderle, un ruido estruendoso interrumpió la conversación. Era el sonido de una máquina excavadora que se acercaba rápidamente hacia la casa de Don Manuel. Todos salieron afuera para ver qué estaba pasando.

La máquina excavadora se detuvo frente a la casa de Don Manuel y de ella bajó el intendente del pueblo junto con un grupo de obreros. "¡Don Manuel! Lamentamos informarle que su casa está en peligro debido a un deslizamiento de tierra cercano.

Debemos evacuarla lo más pronto posible", anunció el intendente con urgencia. Don Manuel asintió con calma y luego se dirigió a Lucas. "Lucas, parece que hoy no es el día para hablar de tus problemas.

Tenemos cosas más importantes en las que ocuparnos ahora mismo. "Lucas observaba sorprendido toda la escena cuando recordó las palabras del intendente: "su casa está en peligro".

De repente entendió algo muy importante: todos tenemos problemas y preocupaciones en algún momento, pero es fundamental saber priorizarlos y también estar dispuestos a ayudar cuando otros nos necesitan. Con valentía, Lucas se acercó al intendente y le ofreció ayuda para llevar algunas pertenencias importantes fuera de la casa de Don Manuel.

Entre todos lograron rescatar objetos valiosos antes de que la máquina demoliera la vivienda. Al final del día, cuando todo había vuelto a la normalidad y Don Manuel había sido trasladado temporalmente a otro lugar seguro, él se acercó emocionado a Lucas.

"Gracias por tu ayuda hoy, querido Lucas. A veces pensamos que nuestros problemas son grandes e insuperables, pero siempre hay espacio para ayudar al prójimo y demostrar nuestra valentía", dijo Don Manuel con gratitud en sus ojos arrugados por los años vividos.

Lucas sonrió ampliamente sintiéndose reconfortado por haber sido útil y comprendiendo que aunque sus problemas eran importantes, también lo era estar presente para los demás en momentos difíciles.

Desde ese día en adelante, Lucas aprendió a valorar no solo sus propias inquietudes sino también las necesidades de quienes lo rodeaban. Y así siguió creciendo como una persona comprensiva, solidaria e inspiradora para todos en Villa Esperanza.

FIN.

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