Lucas y la magia de las letras



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, un niño llamado Lucas. Lucas era un niño curioso y aventurero, siempre buscando nuevas formas de divertirse. Sin embargo, había algo que lo preocupaba: no sabía leer.

Lucas veía a sus amigos disfrutar de los libros y pasar horas sumergidos en historias maravillosas. Él quería ser parte de eso, pero cada vez que intentaba leer las letras se le mezclaban y no entendía nada.

Un día, mientras caminaba por el parque del pueblo con su perro Max, vio a su vecina Clara sentada debajo de un árbol leyendo un libro muy interesante.

Lucas se acercó tímidamente y le preguntó:"Clara, ¿puedes enseñarme a leer?"Clara sonrió amablemente y dijo:"¡Por supuesto! Aprender a leer es algo maravilloso. Pero antes necesitamos descubrir por qué te cuesta tanto". Así comenzaron las clases particulares entre Lucas y Clara.

Al principio fue difícil para Lucas reconocer las letras y entender cómo formar palabras. Pero Clara era paciente y encontró la manera perfecta de enseñarle: usando objetos cercanos como ayuda. Por ejemplo, cuando llegaron a la letra —"A" , Clara tomó una manzana del canasto que había llevado al parque.

"Mira Lucas, esta es la letra —"A" . Puedes ver cómo se parece a una manzana? Es redonda en la parte superior e inclinada hacia abajo en los lados". Lucas asintió emocionado mientras miraba detenidamente la forma de la letra —"A" .

Poco a poco, empezó a reconocerla y a relacionarla con la manzana. Así, Clara siguió enseñándole las demás letras del abecedario de manera divertida y creativa.

La letra —"B"  se parecía a una pelota de fútbol, la —"C"  a un caracol, la —"D"  a un delfín saltando en el mar. Cada vez que Lucas veía esas formas especiales, sentía una emoción indescriptible.

Después de semanas de dedicación y práctica constante, llegó el día en que Lucas pudo leer su primer libro completo. Fue un momento mágico para él. Se sumergió en las páginas y se dejó llevar por las emociones que cada palabra le transmitía.

Lucas no solo había aprendido a leer, sino también había descubierto el poder de los libros para transportarte a lugares increíbles sin moverte de tu habitación. Emprendió una nueva aventura: convertirse en el bibliotecario del pueblo.

Todos los días después de la escuela iba directamente a la pequeña biblioteca local para ayudar a los demás niños a encontrar nuevos libros y compartir sus historias favoritas. "¡Hola Lucas!", decían los niños cuando entraba por la puerta.

Y él respondía con una sonrisa radiante:"¡Hola! ¿Qué tipo de historia estás buscando hoy?"Lucas nunca olvidó cómo Clara lo ayudó cuando más lo necesitaba. Por eso, siempre estaría dispuesto a ayudar a otros niños como ella hizo con él.

Y así fue como Lucas aprendió que no importa cuánto tiempo lleve aprender algo nuevo o qué dificultades te encuentres en el camino; si tienes perseverancia, paciencia y alguien que te guíe, siempre podrás alcanzar tus sueños.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!