Lucas y Martín en la Tierra de los Valientes
Una tarde soleada en el campo, dos amigos inseparables, Lucas y Martín, decidieron aventurarse en un emocionante viaje hacia el bosque encantado. Ambos estaban llenos de energía y emoción mientras caminaban por el sendero.
Al llegar al bosque, se encontraron con una señal que decía: "¡Advertencia! Solo los valientes pueden entrar". Sin embargo, esto no detuvo a Lucas y Martín. Decidieron seguir adelante y descubrir qué les esperaba dentro del bosque.
A medida que avanzaban entre los árboles altos y frondosos, comenzaron a escuchar risas misteriosas. Se miraron el uno al otro con curiosidad e intriga. Siguiendo las risas, llegaron a una pequeña clara donde encontraron a un grupo de duendes jugando.
Los duendes parecían estar pasándola bien saltando sobre las setas gigantes y jugando al escondite detrás de los árboles. Lucas y Martín se acercaron cautelosamente para no asustarlos. - ¡Hola! -saludó Lucas tímidamente.
- ¡Hola chicos! ¿Qué hacen aquí? -preguntó uno de los duendes con una sonrisa amigable. - Estamos explorando el bosque encantado -respondió Martín emocionado-. Parece muy divertido aquí. - Así es -dijo otro duende-, pero para poder disfrutarlo plenamente, deben pasar tres pruebas desafiantes.
- ¿Pruebas? ¿Qué tipo de pruebas? -preguntó Lucas intrigado. Los duendes explicaron que la primera prueba consistía en encontrar un collar mágico escondido en el corazón del bosque.
La segunda prueba era resolver un acertijo complicado y la tercera prueba era superar una carrera de obstáculos. Lucas y Martín aceptaron el desafío sin dudarlo. Se adentraron más en el bosque, siguiendo las instrucciones de los duendes. Después de mucho buscar, finalmente encontraron el collar mágico colgando de una rama alta.
- ¡Lo encontramos! -exclamó Martín emocionado mientras sostenía el collar en sus manos. - ¡Bien hecho! Ahora viene la segunda prueba -dijo uno de los duendes-.
Tienen que resolver este acertijo: "Soy alto cuando soy joven, pero bajo cuando soy viejo. ¿Qué soy?". Lucas y Martín se miraron pensativos durante unos momentos hasta que Lucas exclamó emocionado:- ¡Un lápiz! - ¡Correcto! Muy bien chicos -dijeron los duendes aplaudiendo-. Ahora solo queda la última prueba.
La tercera prueba consistía en una carrera a través de un laberinto lleno de obstáculos. Los amigos se prepararon mentalmente y comenzaron a correr tan rápido como pudieron. Superaron cada obstáculo con determinación y trabajo en equipo.
Finalmente, llegaron al final del laberinto donde los esperaban los duendes. - ¡Lo lograron! Han pasado todas las pruebas -dijeron los duendes felices-. Como recompensa por su valentía y perseverancia, les concedemos un deseo especial cada uno.
Lucas pidió tener siempre energía para jugar al fútbol con sus amigos y Martín pidió tener la capacidad de ayudar a las personas que lo necesitaran. Los duendes sonrieron y concedieron los deseos de Lucas y Martín.
Los amigos se despidieron de los duendes y se dirigieron de regreso a casa, llenos de alegría y gratitud por haber vivido una aventura inolvidable. Desde ese día, Lucas siempre tenía energía para jugar al fútbol y Martín siempre encontraba maneras creativas de ayudar a los demás.
Ambos aprendieron el valor del coraje, la perseverancia y la amistad durante su viaje al bosque encantado, llevando consigo esos valores en cada paso que daban en sus vidas.
FIN.