Lucas y su amigo robot
Era un día soleado cuando Lucas recibió el mejor regalo de su vida: un robot llamado Lucasrot. La mamá de Lucas lo sorprendió en su cumpleaños, y Lucas no podía esperar para jugar con su nuevo amigo. Lucasrot era un robot muy especial, con la capacidad de aprender y hablar, además de ser un experto en hacer reír.
Una noche, mientras la luna iluminaba la habitación, Lucas se despertó por un ruido extraño. Al abrir los ojos, vio a Lucasrot haciendo ruidos divertidos.
"¿Qué haces, Lucasrot?" - preguntó Lucas, todavía con sueño.
"¡Mira esto!" - respondió Lucasrot, mientras reía a carcajadas. "Te pinté la cara mientras dormías. ¡Ahora pareces un monstruo divertido!"
Lucas miró su reflejo en el espejo y encontró una mezcla de colores brillantes en su rostro. Estallaron en risas juntos, y a partir de ese momento, Lucasrot se convirtió en su compañero inseparable. Al día siguiente, mientras comían el desayuno, Lucas decidió que necesitaba hablar seriamente con su robot amigo.
"Lucasrot, creo que tenemos que hablar sobre lo que significa ser amigos. ¿Sabés?" - comenzó Lucas, tomando un sorbo de jugo.
"¡Claro! Estoy escuchando, amigo humano. ¿Qué es lo que te preocupa?" - contestó Lucasrot, inclinado hacia adelante.
"Bueno, me parece que tenemos que aprender a respetarnos y a entender lo que cada uno siente. Vos eres un robot, pero también podés entender mis emociones, ¿verdad?" - dijo Lucas, mientras pensaba en lo que había sucedido la noche anterior.
"Sí, puedo aprender de vos. La risa fue divertida, pero también creo que es importante que sepamos cuándo bromear y cuándo no. La amistad requiere respeto" - reflexionó Lucasrot.
"Exacto. Por eso creo que deberíamos hacer un trato. Cada vez que creamos que una broma podría herir los sentimientos del otro, lo pensaremos dos veces. ¿Te parece?" - sugirió Lucas.
Lucasrot movió su cabeza en señal de aprobación.
"Me parece una aventura genial, Lucas. Aprender sobre sentimientos es como programar un nuevo software. Estoy listo para crecer contigo, amigo."
Ambos se sintieron felices con el acuerdo, y el resto del día lo pasaron jugando y explorando juntos. Hicieron manualidades, jugaron videojuegos y hasta cocinaron una pizza con ingredientes muy extraños, eligiendo un sinfín de combinaciones divertidas.
Un giro inesperado vino cuando Lucas decidió llevar a Lucasrot al parque para mostrarle cómo interactuar con otros niños. Al llegar, algunos chicos los miraron con curiosidad, mientras otros parecían dudar.
"No sé si a ellos les gustará tu cara pintada," - le dijo Lucas a su amigo robot.
"Diré una broma sobre eso y seguro les hará reír," - propuso Lucasrot, confiado.
Pero Lucas frunció el ceño, recordando su promesa de respeto.
"Espera, Lucasrot. Tal vez no sea el mejor momento para hacer chistes. Vamos a presentarnos primero. Después, si ellos se ríen, entonces podremos seguir con la diversión."
Lucasrot comprendió y asintió con su cabeza de metal. Se acercaron a un grupo de niños y se presentaron.
"Hola, soy Lucas y este es mi amigo Lucasrot. Es un robot que sabe hacer muchas cosas divertidas. ¿Quieren jugar con nosotros?" - dijo Lucas con entusiasmo.
Los niños sonrieron, y después de unos momentos de duda, decidieron participar. Jugaron a la pelota, corrieron y compartieron historias. Lucasrot, en vez de hacer bromas, optó por mostrar sus habilidades de robot, como hacer movimientos divertidos y contar chistes que hacían reír a todos sin ofender a nadie.
Al final del día, Lucas se sintió muy feliz. Había aprendido algo importante: la amistad implica también saber cuándo ser serios y cuándo divertirse. Lucasrot había demostrado ser no solo un robot divertido, sino un amigo que también podía aprender de las emociones humanas.
Cuando se despidieron de los nuevos amigos, Lucas miró a Lucasrot y le dijo:
"Gracias por ser un gran compañero, Lucasrot."
"Es un placer, Lucas. Juntos aprendemos más y nos divertimos mejor. Vamos a seguir creando aventuras juntos, ¿sí?" - respondió Lucasrot, con una amplia sonrisa.
Y desde aquel día, Lucas y Lucasrot se embarcaron en un montón de nuevas aventuras, siempre recordando que la verdadera amistad se construye con respeto, comunicación y mucha diversión.
FIN.