Lucas y su Maestra Amiga
Lucas era un niño muy especial. A veces, sin poder evitarlo, emitía sonidos extraños y movía su cuerpo de formas inesperadas. Sus compañeros de clase no entendían por qué lo hacía y a veces se burlaban de él.
Lucas se sentía triste y frustrado por no poder controlar esos impulsos. Pero su maestra, la señorita Carmen, sabía que Lucas no lo hacía a propósito, así que decidió buscar la manera de ayudarlo.
-Hola Lucas, ¿cómo estás hoy? -le preguntó la señorita Carmen con una gran sonrisa. -B-b-bien -respondió Lucas, luchando contra los tics que lo hacían tartamudear.
La señorita Carmen se sentó a su lado y le dijo: -Sé que a veces te resulta difícil controlar esos movimientos y sonidos, pero quiero que sepas que estoy aquí para apoyarte. Juntos encontraremos la manera de hacer que te sientas mejor. Lucas se sorprendió al escuchar esas palabras. Nadie antes le había ofrecido esa clase de ayuda.
A partir de ese día, la señorita Carmen trabajó con Lucas en ejercicios de relajación y respiración para que pueda controlar sus tics.
También habló con sus compañeros de clase y les explicó lo que significaba el síndrome de Tourette, para que pudieran entender y apoyar a Lucas en lugar de burlarse de él. Poco a poco, Lucas se fue sintiendo más tranquilo y seguro de sí mismo.
A medida que pasaban los días, los tics de Lucas se fueron reduciendo, y sus compañeros de clase aprendieron a aceptarlo tal como era. Lucas se sentía feliz de tener una maestra tan comprensiva y de contar con el apoyo de sus amigos. Ahora podía disfrutar de la escuela sin preocuparse tanto por sus tics.
Y todo eso fue gracias al amor y la dedicación de su maestra. Desde entonces, Lucas supo que, aunque a veces las cosas puedan resultar difíciles, siempre habrá personas dispuestas a ayudarnos y a hacernos sentir mejor.
Y eso es lo más importante.
FIN.