Lucas y sus aventuras reporteras



Había una vez, en la hermosa isla de Tenerife, un mono llamado Lucas. Era muy especial, estudiaba en el colegio CEIP La Estrella y tenía un gran sueño: quería ser reportero ¡quería ser un reportero que ayudara al medioambiente!

Un día, mientras estaba en el recreo, Lucas escuchó a sus amigos charlando sobre un problema en la isla.

- ¡Che, chicos! - dijo su amigo Javi - ¿sabían que los plásticos están contaminando nuestras playas?

- ¡Es un desastre! - agregó otra amiga, Clara.

- Eso no puede seguir así. ¡Tenemos que hacer algo! - exclamó Lucas.

Su entusiasmo era contagioso, y en ese momento, decidió que ese sería su primer reportaje. Pero no iba a ser sencillo. Lucas sabía que sólo no podría. Así que, al siguiente día en clase, le propuso a su maestra, la señora Anita, una gran idea.

- Señora Anita, me gustaría hacer un reportaje sobre la contaminación de las playas.

- ¡Me parece excelente, Lucas! - respondió la maestra. - Pero, tendrás que investigar y conseguir información para que sea un buen reportaje.

Así que, Lucas se puso manos a la obra. Junto a Javi y Clara, prepararon carteles con preguntas y decidieron entrevistar a varios habitantes de la isla.

- ¿Podemos entrevistar a Don Pedro, el pescador? - sugirió Clara.

- ¡Sí, es una gran idea! Tal vez él sepa más sobre cómo el plástico afecta al mar - dijo Lucas.

El trío se acercó a Don Pedro en la playa.

- Don Pedro, ¿podemos hacerle unas preguntas sobre la contaminación? - preguntó Lucas con su voz temblorosa pero llena de entusiasmo.

- Claro, muchachos. ¡Adelante! - respondió el pescador, sonriente.

Don Pedro comentó cómo la acumulación de plásticos estaba afectando a los peces y al ecosistema. Lucas, emocionado, tomó notas con su lápiz y su libreta.

- ¡Esto es increíble! - dijo Javi entrado en entusiasmo. - ¡Vamos a hacer que todos lo sepan!

- Sí, ¡pero tenemos que encontrar más ejemplos! - agregó Clara.

En los días siguientes, entrevistaron a los surfistas, las familias que venían a pasear a la playa y hasta a una tortuga que habían salvado de una bolsa de plástico.

- ¡Esto está quedando genial! - dijo Lucas, mientras revisaba sus notas.

- Pero, Lucas - interrumpió Clara - ¿cómo vamos a compartir todo esto?

- ¡Ya sé! - exclamó Lucas. - Vamos a hacer un video y lo subimos a la página del colegio.

Y así fue que, con la ayuda de otros compañeros, Lucas compiló toda la información y grabó su primer video, lleno de risas, tristezas y muchas enseñanzas. Al terminar, el trío se sintió muy orgulloso.

- La gente necesita saber lo que está pasando - afirmó Javi con firmeza. - Y podemos ayudar a cambiar esto.

Finalmente, cuando el video fue publicado, la respuesta fue maravillosa. Muchos comenzaron a compartirlo y se organizaron limpiezas de playas en la isla.

- ¡Lo logramos, chicos! - gritó Lucas mientras miraban cómo más personas se unían a la causa.

- Esto es solo el comienzo - dijo Clara. - ¡A seguir reportando!

Al día siguiente, la noticia llegó hasta el periódico local, que decidió entrevistarlos sobre su trabajo. Lucas estaba muy emocionado y nervioso a la vez, pensando en lo que diría.

- ¡Este es nuestro momento, Lucas! - lo alentó Javi.

Cuando llegó la periodista, Lucas reunió a su valentía y, junto a sus amigos, contaron su historia de cómo un grupo de niños se unió para cuidar su isla.

- Es un gran ejemplo de cómo los jóvenes pueden marcar una diferencia - dijo la periodista, mientras sacaba fotos de ellos.

Después de esa entrevista, más niños se unieron a Lucas y sus amigos en su misión por cuidar el medioambiente. Con cada acción, Lucas se sentía más como un verdadero reportero.

Y así, entre risas y aventuras, Lucas se convirtió en el más pequeño reportero de la isla que ayudaba a crear conciencia sobre la importancia de cuidar nuestro entorno.

- ¡Hasta la próxima historia! - solía decir, sonriendo.

Porque cada día era una nueva oportunidad para seguir aprendiendo y ayudando, ¡y Lucas estaba listo para el siguiente desafío!

FIN.

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