Lucas y sus emociones




En un barrio tranquilo de Buenos Aires, vivía Lucas, un niño curioso y aventurero de seis años. A pesar de ser muy valiente, Lucas tenía días en los que las emociones lo invadían de manera intensa. Un día, Lucas fue al parque con su juguete favorito, un brillante avión de juguete que le encantaba hacer volar por los aires. Pero, para su desgracia, mientras jugaba, el avión se atascó en un árbol alto y no pudo recuperarlo. Lucas se sintió triste y desanimado al perder su juguete favorito.

-

-¡Ahora mi avión está atrapado! ¡Nunca podré sacarlo de allí! -se lamentaba Lucas mientras lágrimas de tristeza caían por sus mejillas. Su mamá se acercó y lo abrazó afectuosamente, consolándolo con cariño.

-

-Lo siento mucho, mi amor. Sé que es triste, pero recuerda que los juguetes son reemplazables. Vamos a buscar otro avión que te guste tanto como ese. -dijo su mamá con dulzura.

Poco tiempo después, Lucas quiso superar su pena y decidió ir al parque con su mamá. Sin embargo, su emoción de miedo apareció repentinamente cuando un globo estalló justo a su lado, generando un sonido estruendoso que lo asustó. Al ver la reacción de Lucas, su mamá lo abrazó con fuerza, procurando calmarlo.

-

-¡Tranquilo, Lucas! Fue solo un globo que estalló. No pasa nada, yo estoy aquí contigo. -dijo su mamá con voz tranquilizadora.

-

Sin embargo, ciertos días, mientras caminaban por la calle, la emoción de ira se apoderó de Lucas debido al ruido ensordecedor de la ciudad. Sintió que no podía soportarlo y, con frustración, pateó una lata que estaba en su camino. Su mamá lo detuvo suavemente y lo miró comprensivamente.

-

-Entiendo que el ruido te moleste, Lucas. A veces, también me cuesta acostumbrarme. Pero recuerda que no podemos controlar el ruido, solo nuestras reacciones. ¿Qué piensas si practicamos relajación en casa para aprender a manejar la ira juntos? -sugirió su mamá con ternura.

Otro día, mientras esperaban en la bulliciosa estación de tren, Lucas se sintió invadido por la emoción de miedo al ver tanta gente y tanto movimiento a su alrededor. Apretó fuerte la mano de su mamá, pero ella lo calmó con palabras amorosas y gestos de protección.

-

-Imaginemos que somos exploradores en un gran tren que nos llevará a una aventura. ¿Te animas a buscar las nubes mas curiosas por la ventana? -dijo su mamá con entusiasmo.

Al otro día, la emoción de asco embargó a Lucas al subir al bus, donde el desagradable olor lo hizo arrugar la nariz. Su mamá, notando su gesto, le sonrió y lo distrajo con un juego.

-

-¿Qué te parece si jugamos a adivinar los colores de los autos que pasan? Seguro vemos muchos rojos y amarillos hoy. -propuso su mamá con alegría.

Finalmente, un día muy especial, Lucas y su mamá encontraron una librería acogedora. Al entrar, la emoción de alegría inundó a Lucas al ver tantos libros interesantes y coloridos que despertaron su curiosidad. Corrió hacia una estantería y tomó un libro sobre aventuras espaciales, con una sonrisa radiante en su rostro.

-

-¡Mamá, este libro se ve genial! ¿Podemos llevárnoslo a casa para leer juntos? -preguntó Lucas emocionado.

-

-Sí, ¡claro que sí! Me encanta que quieras leer, Lucas. Siempre es maravilloso descubrir nuevos mundos y aventuras a través de los libros. -respondió su mamá con una gran sonrisa.

Desde entonces, Lucas aprendió a manejar sus emociones con la ayuda y el amor incondicional de su mamá. Juntos, exploraron la vida cotidiana con valentía, comprensión y entusiasmo, convirtiendo cada desafío en una oportunidad para aprender y crecer.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!