Lucero y la batalla contra el Dr Dulce
En el tranquilo pueblo de Villa Feliz vivía Lucero, una niña muy especial.
Lucero tenía un gran problema: ¡no le gustaban las verduras! Cuando su mamá le servía un plato con brócoli, zanahorias o espinacas, ella hacía caras de asco y se negaba a probar bocado. Un día, cansada de la actitud de Lucero, su mamá decidió llevarla al mercado para enseñarle la importancia de comer sano y variado.
Mientras caminaban entre los puestos de frutas y verduras, vieron a Don Tomás, un anciano amable que vendía las verduras más frescas y coloridas del lugar. "-¡Buenos días, señora Rosa! ¿En qué puedo ayudarles hoy?", saludó Don Tomás con una sonrisa. "-Hola Don Tomás.
Mi hija Lucero no quiere comer verduras, así que pensé en traerla aquí para que vea lo maravillosas que son", explicó mamá. Don Tomás asintió con complicidad y comenzó a mostrarle a Lucero todas las verduras disponibles en su puesto.
Le hablaba sobre los beneficios de cada una, cómo ayudaban a crecer fuerte y saludable, y cómo podían ser deliciosas si se preparaban adecuadamente. Lucero escuchaba con atención e incluso probó un pedacito de pepino por primera vez.
Para su sorpresa, ¡le gustó! Poco a poco fue probando otras verduras como tomate cherry y zanahoria rallada. La curiosidad había despertado en ella un nuevo interés por esos alimentos tan coloridos y nutritivos.
A partir de ese día, Lucero empezó a experimentar en la cocina junto a su mamá. Descubrió que podía hacer ensaladas creativas con ingredientes diferentes o agregar espinacas a sus batidos favoritos sin notarlo.
Se sentía emocionada por probar nuevas recetas y compartir sus descubrimientos con sus amigos en la escuela. Sin embargo, algo inesperado sucedió cuando el malvado Dr. Dulce apareció en Villa Feliz.
Este personaje engañaba a los niños ofreciéndoles golosinas llenas de azúcar pero vacías de nutrientes importantes para crecer sanos y fuertes. "-¡Niña Lucero! ¿Por qué comes esas aburridas verduras si podrías disfrutar de mis deliciosos caramelos mágicos? Te harán sentir feliz al instante", dijo el Dr. Dulce con voz melosa.
Lucero recordó las enseñanzas de Don Tomás sobre la importancia de una alimentación equilibrada y sabia. Miró al doctor malvado fijamente y respondió:"-Prefiero comer mis verduras porque sé que me hacen bien por dentro y por fuera. No necesito tus caramelos mágicos para ser feliz".
El Dr. Dulce gruñó molesto antes de desaparecer entre nubes dulces dejando atrás solo el eco preocupante de sus risitas malignas. Desde ese día, Lucero se convirtió en toda una defensora de las verduras en Villa Feliz.
Inspiraba a otros niños a probar nuevos sabores e incorporar alimentos saludables en sus comidas diarias. Su amor por lo verde era tan contagioso que pronto todos querían seguir su ejemplo.
Y así, gracias al poder transformador del conocimiento y la valentía para enfrentar las tentaciones dañinas, Lucero demostró que comer sano no solo era importante sino también divertido e increíblemente delicioso.
FIN.