Lucía la científica



Había una vez una nena llamada Lucía que iba a la escuela todos los días para estudiar, pero se aburría muchísimo. Las clases eran siempre iguales y no encontraba nada interesante en ellas.

Un día, mientras estaba sentada en su pupitre, Lucía decidió hablar con su maestra:- Maestra, ¿por qué siempre tenemos las mismas clases? Me aburro mucho y no aprendo nada nuevo. La maestra sonrió y le respondió:- Lucía, entiendo cómo te sientes.

Pero hay muchas cosas por aprender en cada materia que damos. Tal vez necesitas encontrar algo que te apasione dentro de ellas. Lucía tomó ese consejo muy en serio y comenzó a prestar más atención en clase.

Descubrió que le gustaba mucho leer sobre historia y ciencias naturales, aunque aún seguía sin encontrar algo que realmente la emocionara. Un día, mientras caminaba hacia la escuela, vio un cartel anunciando una feria de ciencia próxima a realizarse.

Decidió ir y allí descubrió un mundo completamente nuevo para ella: experimentos científicos increíbles e innovadores que despertaron su curiosidad. Entonces pensó:- ¡Esto es lo mío! Quiero aprender todo sobre ciencia y hacer mis propios experimentos algún día.

A partir de ese momento, se dedicó a investigar todo lo posible sobre el tema. Le pidió ayuda a sus padres para conseguir libros sobre ciencia e incluso les preguntaba cosas a los científicos del barrio cuando los veía por la calle.

Cuando llegaba a casa después de la escuela, se ponía manos a la obra e intentaba replicar los experimentos que había visto en la feria. Muchas veces no le salían bien, pero no se daba por vencida y seguía intentando hasta lograrlo.

Con el tiempo, Lucía se convirtió en una experta en ciencia y sus compañeros de clase admiraban su conocimiento y habilidad para hacer experimentos.

Un día, cuando estaban dando una charla sobre profesiones a los alumnos del último año de la escuela, Lucía supo exactamente lo que quería ser: científica. Y así lo hizo saber al resto de la clase. - ¿Una científica? ¡Eso es aburrido! - exclamó uno de sus compañeros.

Pero Lucía no se dejó desanimar por las palabras negativas. Sabía que había encontrado su pasión y estaba decidida a seguir adelante con ella.

Así fue como Lucía aprendió que si algo te aburre, quizás solo necesitas buscar un poco más para encontrar algo que realmente te apasione. Siempre hay algo nuevo por aprender y descubrir en este mundo si tienes la mente abierta y estás dispuesto a explorar.

FIN.

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