Lucía, la defensora del río



Lucía era una niña muy curiosa y aventurera. Vivía en el campo, rodeada de naturaleza y animales. Pero lo que más le gustaba a Lucía era ir al río a explorar y jugar.

Un día, mientras caminaba por la orilla del río, encontró un pequeño pez atrapado entre las rocas. Lucía se sintió muy triste al verlo ahí, luchando por sobrevivir. "Pobrecito pececito", dijo Lucía mientras intentaba sacarlo con cuidado.

Después de varios intentos, finalmente logró liberar al pez y lo dejó nadar libremente en el agua. Desde ese día, Lucía se dio cuenta de lo importante que es cuidar de los seres vivos que habitan en el río.

Decidió entonces hacer su parte para mantener limpio el lugar donde ella tanto disfrutaba. Empezó a recolectar basura cada vez que iba al río y hasta convenció a sus amigos del pueblo para hacer lo mismo.

Un día, mientras jugaban cerca del agua, escucharon unos sonidos extraños provenientes del otro lado del río. Curiosos como siempre fueron, decidieron cruzarlo para investigar qué estaba pasando.

Al llegar allí descubrieron algo terrible: una fábrica estaba contaminando el agua del río con productos químicos peligrosos para los animales y las personas que bebían esa agua. Lucía no podía creer lo que veían sus ojos y decidió hacer algo al respecto junto a sus amigos.

Juntos escribieron cartas denunciando la situación y las enviaron a las autoridades locales. Gracias a su valentía e ingenio, la fábrica fue cerrada y el río recuperó su pureza. Lucía y sus amigos se sintieron muy orgullosos de haber hecho algo bueno por la naturaleza.

Desde ese día, Lucía se convirtió en una defensora del medio ambiente y siguió cuidando de los animales y plantas que habitan en el campo. Y cada vez que iba al río, recordaba la importancia de protegerlo para poder seguir disfrutándolo por muchos años más.

FIN.

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