Lucía, la Guardiana del Bosque



Había una vez una niña llamada Lucía, que tenía un poder muy especial: podía volar por el cielo. Desde pequeña, Lucía soñaba con explorar el mundo desde las alturas y descubrir todos los secretos que el cielo guardaba.

Un día, mientras jugaba en su jardín, Lucía vio un relámpago brillante en el horizonte. Sin pensarlo dos veces, extendió sus brazos y se elevó por los aires. Flotando entre las nubes, la niña se sentía libre y feliz.

Mientras volaba, Lucía vio a lo lejos una montaña cubierta de nieve. Decidió acercarse para verla de cerca y descubrió que había un grupo de animales atrapados en la cima.

Habían quedado varados allí durante una fuerte tormenta y necesitaban ayuda para regresar a salvo. Lucía descendió rápidamente hacia ellos y les preguntó cómo podía ayudarlos. Los animales estaban asombrados al ver a una niña volando por el cielo, pero rápidamente le explicaron la situación.

Habían intentado escalar la montaña para volver a casa, pero estaban demasiado cansados y asustados para continuar.

Sin dudarlo, Lucía les dijo: "No se preocupen, ¡yo puedo llevarlos a todos en mi espalda!" Y así fue como uno por uno cargó a cada animalito sobre sus hombros mientras volvían al suelo con seguridad. Una vez abajo de la montaña, los animales le dieron las gracias a Lucía por salvarlos.

La noticia de su valentía se corrió rápidamente y pronto Lucía se convirtió en una heroína para todos los animales del bosque. Un día, mientras volaba por el cielo, Lucía vio a un grupo de pájaros que estaban construyendo sus nidos.

Se acercó a ellos y les ofreció su ayuda. Los pájaros, emocionados con la idea de tener una niña voladora como amiga, aceptaron encantados. Lucía utilizó su habilidad para llevar ramas y hojas hasta los árboles más altos, donde los pájaros no podían llegar.

Juntos construyeron nidos cómodos y seguros para que las aves pudieran criar a sus pequeños sin preocupaciones. A medida que pasaba el tiempo, Lucía continuaba ayudando a los animales en todo lo que necesitaban.

Se convirtió en la guardiana del bosque y todos sabían que podían contar con ella en cualquier momento. Pero un día algo inesperado sucedió: Lucía perdió su poder de volar. Intentó subir al cielo como siempre lo hacía pero no pudo despegar del suelo.

Se sintió triste y desanimada al darse cuenta de que ya no podría ayudar a los animales como antes.

Sin embargo, los animales del bosque se reunieron a su alrededor y le dijeron: "Lucía, tú nos has enseñado que no es necesario volar para ser valiente y generosa. Tu corazón noble es lo más importante".

Lucía sonrió al escuchar aquellas palabras y se dio cuenta de que aunque ya no pudiera volar físicamente por el cielo, siempre tendría un lugar especial en el corazón de todos aquellos a quienes había ayudado. Desde aquel día, Lucía siguió siendo la guardiana del bosque, pero esta vez con sus pies firmemente plantados en el suelo.

Aunque ya no podía volar por el cielo, siempre llevaba consigo el recuerdo de las maravillosas aventuras que había vivido y la satisfacción de haber hecho una diferencia en la vida de los demás.

Y así, Lucía demostró que no importa cuáles sean nuestras habilidades o limitaciones, lo importante es tener un corazón generoso y estar dispuesto a ayudar a los demás. Porque incluso sin poder volar físicamente por el cielo, siempre podemos ser héroes en nuestro propio mundo.

FIN.

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