Lucía, la Niña Cariñosa



En un pequeño pueblo, había un lugar especial llamado el Hogar del Soto, donde vivían niños que necesitaban un poco más de cariño y alegría en sus vidas. Un día, llegó una nueva niña llamada Lucía. Era conocida por ser la más cariñosa de todos. Tenía una sonrisa radiante y una energía interminable que iluminaba a todos los que la rodeaban.

Desde el primer momento, Lucía se armó de su caja de sorpresas. "¡Hola, chicos!"-, exclamó con entusiasmo al entrar. "Les traigo algo especial para alegrar el día"-. Los niños se asomaron curiosos, y Lucía abrió su caja. Había pequeñas manualidades, dibujos y hasta algunas golosinas.

"¿Puedo jugar con ustedes?"- preguntó Lucía con sus ojos brillantes. Algunos niños, al principio tímidos, comenzaron a acercarse. "Yo soy Tomás, y me encanta jugar al fútbol"- dijo uno. "Y yo soy Sofía, me gusta dibujar"- añadió otra.

Con el pasar de los días, Lucía organizó diferentes actividades. Un día, decidió hacer una tarde de juegos.

"¡Hagamos una búsqueda del tesoro!"- propuso Lucía. Todos se emocionaron, y comenzaron a correr por el jardín. Pero algo sucedió: al llegar al escondite del tesoro, se dieron cuenta de que un grupo de niños nuevos no pudieron participar porque no podían encontrar el camino.

"¡No podemos dejarlos fuera!"- gritó Lucía. "¡Vení, vamos a buscarlos!"- Sin pensarlo dos veces, Lucía tomó la mano de Sofía y fueron juntas a buscar a sus nuevos amigos.

Cuando finalmente los encontraron, todos fueron recibidos con alegría. "¡Te estábamos buscando!"- dijo Tomás. "¡Nosotros queríamos jugar también!"- respondieron los otros niños.

Al regresar, se hizo una gran fiesta. Lucía los animó a compartir todas sus ideas y juegos. "Cuantos más seamos, más divertido será. ¡La amistad es el mejor tesoro!"- dijo Lucía. Todos rieron y fueron felices juntos.

Pero un día oscuro llegó."No tenemos suficientes materiales para hacer más juegos"-, murmuró Sofía, con el rostro triste. "No podemos dejar que eso nos detenga"- dijo Lucía decidida. "Vamos a pedir ayuda. Tal vez los vecinos puedan donar algo"-.

Tomando valor, se formó un grupo de niños. Lucía fue la líder. Ellos hicieron carteles y salieron a preguntar a los vecinos del barrio. "¡Hola! ¿Nos ayudas a juntar materiales para hacer más juegos?"- pidieron con una gran sonrisa. Los vecinos, conmovidos, donaron juguetes, colores y materiales.

De vuelta al hogar, un día llenos de risas y emoción, decidieron organizar una gran fiesta para celebrar. Para ese evento, los niños se pusieron creativos: algunos decoraron, otros cocinaban y Lucía era la directora de diversión.

El día de la fiesta llegó y todo era colorido. Había música, bailes y juegos. Al final, organizaron un rincón especial donde cada niño podía compartir lo que le gustaba hacer.

"Esta fiesta es para todos. ¡La amistad es lo más importante!"- dijo Lucía mientras abrazaba a sus amigos.

Recibiendo aplausos y risas, el Hogar del Soto se llenó de amor y alegría. Desde entonces, no solo la infancia de Lucía se mantuvo llena de juegos y risas, sino que el Hogar del Soto se convirtió en un verdadero hogar lleno de amistad, donde cada niño estaba feliz y amado.

Y así, Lucía, con su gran corazón, enseñó a todos que el cariño y la unión siempre pueden hacer brillar incluso los días más nublados.

FIN.

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