Lucía y Antonella en busca del tesoro del unicornio
Lucía y Antonella estaban muy emocionadas por su viaje a Brasil. Querían conocer la playa, jugar en el agua y construir castillos de arena. Pero nunca se imaginaron que vivirían una aventura tan increíble.
Un día, mientras exploraban la playa, encontraron un unicornio herido. Lucía y Antonella se acercaron con cuidado y lo curaron con unas hojas de eucalipto que encontraron cerca.
El unicornio agradecido las llevó a dar un paseo por la playa montándolas en su lomo. "¡Esto es increíble!"- exclamó Antonella mientras el viento les revolvía el pelo. "Nunca olvidaremos este momento"- dijo Lucía emocionada. Mientras seguían disfrutando del paseo, escucharon unos gruñidos provenientes de una sombra detrás de unas rocas.
Cuando fueron a investigar descubrieron a Jorge, un cerdito asustado que estaba perdido en la playa. "¿Qué hacemos ahora?"- preguntó Antonella preocupada. "No podemos dejarlo aquí solo"- respondió Lucía decidida.
Las niñas le dieron agua y comida al cerdito hasta que se sintió mejor.
Luego Jorge las guió hacia una cueva donde encontraron tesoros piratas escondidos ¡era como estar dentro de una película! Pero cuando quisieron volver a la playa para continuar jugando, no pudieron encontrar el camino correcto; habían estado tan distraídas buscando tesoros que perdieron su orientación ¡y ya era tarde! Papá Pablo y mamá Natalia empezaban a buscarlas desesperadamente por toda la costa brasileña. Después de muchas horas caminando, las niñas encontraron a sus padres.
Todos se abrazaron emocionados y subieron al avión que los llevaría de regreso a casa. "¿Qué les pasó? ¿Dónde estuvieron?"- preguntó Papá Pablo preocupado.
Lucía y Antonella contaron todo lo que había pasado: el unicornio herido, el paseo por la playa, el cerdito perdido y la cueva con tesoros piratas. "¡Increíble! ¡Deben ser las mejores exploradoras del mundo!"- exclamó mamá Natalia orgullosa.
A partir de ese día, Lucía y Antonella aprendieron que siempre hay aventuras esperándolas en cada rincón del mundo. Y lo más importante es tener valentía para enfrentarlas, ayudar a quienes necesiten ayuda ¡y nunca perderse en una cueva!
FIN.