Lucía y el Magno Mundo de TikTok
En un pequeño barrio de Buenos Aires, vivía una niña llamada Lucía. Tenía diez años y un amor desmedido por TikTok. Desde que se despertaba hasta que se iba a dormir, su celular no dejaba de sonar y sus dedos movían la pantalla como si estuvieran bailando. La abuela Berta, que vivía con ella, la miraba preocupada.
"Lucía, querida, ¡hace tiempo que no te veo jugar afuera!" - le decía la abuela mientras movía la cabeza.
"Pero abuela, ¡mira todos los desafíos que tengo que completar! Ya tengo más de mil seguidores. ¡Estoy volando alto!" - Lucía sonreía, mientras se acomodaba para hacer otro video.
Un día, mientras editaba uno de sus bailes, recibió una notificación que le cambió la vida.
"¡Lucía, ya estás invitada al concurso de talentos de TikTok!" - decía la pantalla. "¡Debés mostrar algo único y especial!".
Asegurando muchos likes y buenos comentarios, la emoción invadió a Lucía. Pero había un pequeño problema: no sabía qué iba a presentar.
"No sé qué hacer, abuela. Todos tienen trucos impresionantes y yo solo tengo mis bailes. ¡No soy tan especial!" - se quejó Lucía, sintiéndose inquieta.
La abuela Berta, con su sabiduría, le dijo:
"Lucía, todos somos únicos de alguna manera. Tal vez lo que necesitas es dejar que tu verdadero talento brille".
La niña pensó mucho en eso. Decidió salir un rato al patio. Allí, los árboles parecían bailar con la brisa y los pájaros cantaban. De repente, comenzó a imitar el canto de un loro que pasaba volando.
"¿Por qué no puedo hacer algo con mis propias ideas más que imitar?" - se preguntó Lucía.
Con el tiempo, Lucía se inspiró observando a su abuela. Le vio tejer un hermoso suéter mientras contaba anécdotas de su infancia. Y de repente, tuvo una idea brillante.
"¡Voy a contar historias de mi abuela y crear una serie sobre eso!" - exclamó con una sonrisa. "Son historias únicas que nadie más cuenta".
Lucía comenzó a grabar videos con su abuela, contando historias de tiempos pasados, anécdotas de su infancia y la importancia de la amistad y la familia. Los videos empezaron a recibir una gran cantidad de comentarios positivos y las vistas no paraban de aumentar.
"¡Es increíble, Lucía! La gente ama aprender cosas sobre nuestras tradiciones" - le decía la abuela llena de orgullo.
Un día, mientras estaban grabando un nuevo video, sonó el teléfono. Era una invitación para que participara en la final del concurso de talentos de TikTok.
"¡Abuela, lo logramos!" - gritó Lucía, saltando de alegría.
"¡Tiene que ser algo especial!" - le aconsejó su abuela. "Todavía tienes tiempo, deberías preparar algo con tu historia".
El día de la competencia llegó y Lucía se sentía nerviosa. Cuando fue su turno, subió al escenario y comenzó a contar la historia de su abuela, sobre cómo, a pesar de las dificultades, siempre encontró la manera de sonreír y hacer felices a los demás.
El jurado estaba maravillado, al igual que el público. Todos se sintieron identificados con la historia y al finalizar su actuación, los aplausos fueron ensordecedores.
"¡Felicidades, Lucía!" - dijo uno de los jueces. "Eres la ganadora del concurso. Lo que hiciste fue algo muy valioso".
Lucía no podía creerlo. Gracias a su amor por TikTok y a la sabiduría de su abuela, había descubierto un talento que nunca pensó que podría tener. Mientras recibía su trofeo, castigó su amor por el celular y decidió equilibrar su tiempo entre TikTok y el mundo real.
Desde aquél día, Lucía siguió creando contenido en las redes, pero también se dedicó a salir, explorar su imaginación y jugar con sus amigos. Aprendió que TikTok era solo una parte de su vida y que había un mundo real lleno de aventuras por descubrir junto a su abuela, los árboles y los pájaros que cantaban en el patio. Y así, cada día, Lucía seguía contando historias, siempre aprendiendo algo nuevo y convirtiendo su vida real en una serie de maravillas.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.