Lucía y el Misterio de la Oscuridad



Había una vez, en un pequeño pueblo, una niña llamada Lucía que vivía con su familia. Desde que tenía memoria, Lucía había tenido un gran miedo a la oscuridad. Cada vez que el sol se ponía y las sombras empezaban a alargarse, su corazón se llenaba de miedo. Aunque sus padres siempre le decían que no había nada que temer, Lucía solo podía pensar en cosas aterradoras.

Una noche, mientras la oscuridad se extendía sobre su casa, Lucía se sentó en su cama, sintiéndose asustada. "¿Por qué tengo que tener miedo?"- se preguntaba a sí misma.

De repente, escuchó un leve susurro. "Lucía, no tengas miedo"-. Era su abuelita, que venía a contarle una historia. "Te voy a relatar una aventura mágica sobre la oscuridad"- dijo la abuela mientras se sentaba en la cama de Lucía.

"Pero, abuela, la oscuridad es aterradora"- interrumpió Lucía.

"No, mi querida. La oscuridad es solo un lugar donde los sueños pueden surgir y las estrellas pueden brillar"- respondió la abuela con una sonrisa.

Y así comenzó la historia. La abuela le habló de un valiente pequeño héroe llamado Toto, que vivía en un reino donde todos temían a la noche. La gente del pueblo sólo se aventuraba de día. Una noche, cuando Toto salió a explorar, se dio cuenta de que los árboles no eran monstruos, sino amigos que solo querían mostrarle su belleza bajo la luna.

"¿Y Toto no tuvo miedo?"- preguntó Lucía intrigada.

"Al principio sí, pero luego se dio cuenta de que la oscuridad escondía cosas maravillosas, como el canto de las luciérnagas y el suave murmullo del viento"- explicó la abuela.

Esa noche, Lucía se sumergió en los relatos de su abuela y comenzó a soñar con luciérnagas danzantes y árboles que susurraban secretos. La historia inspiró a Lucía a mirar la oscuridad de manera diferente.

Al día siguiente, decidió que iba a buscar su propia aventura. Con un pequeño grupo de amigos, decidió establecer una 'Noche de Aventuras' en su jardín. Su mamá le dijo: "Si sientes miedo, siempre puedes llamarnos"-. Lucía asintió con determinación.

Cuando llegó la noche, Lucía y sus amigos se armaron con linternas, mantas y muchas ganas de jugar. "Vamos a explorar la oscuridad y ver qué descubren las luciérnagas"-, dijo Lucía emocionada.

"¡Buena idea!"- gritó su amigo Tomás. Los niños se adentraron en el jardín, riendo y contando historias. Mientras las sombras se alargaban, Lucía recordó lo que había aprendido de su abuela. Al mirar hacia la oscuridad, vio cómo las luciérnagas iluminaban el jardín como pequeñas estrellas.

"¡Miren!"- exclamó Lucía. "Las luciérnagas son como nuestras amigas en la noche. No hay nada que temer"-. Sus amigos asintieron, cada vez más emocionados por la aventura.

Pero de repente, un ruido detrás de un arbusto hizo que todos saltaran de susto. "¿Qué fue eso?"- preguntó Sofía, su mejor amiga, temblando un poco.

"Vamos a investigar juntos"- dijo Lucía, sintiendo que el miedo la dejaba. Se acercaron al arbusto, y al asomarse, descubrieron a un pequeño gato negro que había entrado en su jardín. "¡Es un amigo!"- rió Lucía. El gato empezó a ronronear y los niños se acercaron para acariciarlo.

La risa llenó el aire y el miedo desapareció por completo. Lucía se dio cuenta de que la oscuridad no era un enemigo; era una amiga que les ofrecía emociones, aventuras y nuevas amistades.

Cuando la noche terminó y el sol comenzó a salir, Lucía miró a sus amigos y dijo: "¿Vieron? ¡La oscuridad puede ser mágica!"- Todos asintieron felices, llevando consigo recuerdos de su primera 'Noche de Aventuras'.

Al regresar a casa, Lucía corrió hacia su abuela y le abrazó. "Gracias por la historia, abuela. Ahora sé que la oscuridad no es aterradora, es muy especial"-.

La abuela sonrió, "Y recuerda, Lucía, a veces, los mayores miedos pueden transformarse en las mejores sorpresas. ¡Nunca dejes que el miedo te detenga!"-.

Así, con el corazón lleno de valor y la mente llena de sueños, Lucía no solo superó su miedo, sino que aprendió a encontrar magia en cada rincón de la vida, incluso en la oscuridad.

FIN.

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