Lucía y el Misterio de las Lentejas Mágicas



Era un día soleado en el barrio de Lucía, una niña de diez años a quien le encantaba el chocolate por sobre todas las cosas. Sus días eran felices, pero había algo que siempre la tenía en conflicto: las lentejas. "¡No hay manera! ¡No me gustan!"-, solía gritarle a su mamá cada vez que le servía un plato de lentejas. "Pero, Lucía, son muy saludables. Te ayudarán a crecer fuerte y feliz"-, le respondía su mamá con paciencia.

Un día, mientras exploraba el jardín de su abuela, Lucía se topó con un objeto brillante que sobresalía de la tierra. Era una pequeña piedra que, al tocarla, emitió una luz mágica. "¡Guau!"-, exclamó Lucía, "¿Qué será esto?"- De pronto, una voz suave y melodiosa salió de la piedra: "Soy el Genio de las Lentejas. He venido a ayudarte a descubrir su magia."

Lucía no podía creer lo que estaba escuchando. "¿Genio de las Lentejas? ¿Por qué tendría que querer saber más de las lentejas?"-

"Porque, pequeña Lucía, hay algo especial en ellas que no conoces. Te invito a un viaje mágico donde descubrirás lo valiosas que pueden ser"-, dijo el genio con una sonrisa.

Sin pensarlo dos veces, Lucía aceptó la oferta del genio. Al siguiente instante, se encontró en un mundo lleno de colores y risas.

"¿Dónde estoy?"-, preguntó Lucía emocionada.

"Estás en la Tierra de las Lentejas. Aquí, podrás ver cómo crecen, escuchar sus historias y conocer a otros niños que también pensaban que las lentejas eran aburridas"-, explicó el genio.

Juntos, comenzaron a caminar por un campo de lentejas brillantes. Lucía vio a un grupo de niños plantando lentejas. Se acercó a ellos y preguntó: "¿Por qué están tan felices sembrando lentejas?"-

Uno de los niños, con una gran sonrisa, respondió: "Porque sabemos que de aquí saldrán fabulosos platillos. Las lentejas nos ayudan a ser fuertes para jugar todo el día y son parte de nuestra magia."-

Lucía se quedó pensativa. "¿Magia?"-

"Sí, ¡magia!"-, exclamó otra niña. "Cuando las mezclamos con ingredientes especiales, pueden convertirse en sopas deliciosas, guisos que calientan el corazón e incluso hamburguesas!"-

La emoción de Lucía creció. "¿De verdad?"-

"Claro que sí. Pero también son mágicas porque nos enseñan a compartir, a cuidar de nuestros cuerpos y a disfrutar de cada bocado. Cuando cocinamos juntos, que es lo que hacemos, creamos momentos especiales"-, dijo el niño que había hablado primero.

Llenándose de curiosidad y entusiasmo, Lucía decidió unirse a ellos para aprender a cocinar. La jornada pasó volando entre risas y entretenidos intentos de mezclar ingredientes. Descubrió que podía hacer deliciosas croquetas de lentejas, ¡y hasta una lasaña que parecía un verdadero festín!

Al final del día, el Genio de las Lentejas se acercó. "¿Disfrutaste de la magia de las lentejas, Lucía?"-

"¡Sí, muchísimo! No pensé que fueran tan divertidas!"-contestó con una gran sonrisa.

"Ahora, cuando vuelvas, podrás disfrutar de las lentejas de manera diferente"-, dijo el genio mientras la rodeaba con una luz brillante.

Con un parpadeo, Lucía regresó a su hogar, aún con una sonrisa de felicidad. Esa noche, en la cena, su mamá sirvió lentejas. Pero esta vez, Lucía no reaccionó con desagrado.

"¡Mamá! ¡Hoy quiero probarlas!"- dijo emocionada.

Su mamá, sorprendida y feliz, le sirvió un plato, y cuando tomó el primer bocado, su rostro se iluminó. "¡Están riquísimas!"-.

Desde entonces, Lucía no solo disfrutó de las lentejas, sino que también descubrió que cocinar era una forma de crear magia. Comprendió que a través de la comida, podía compartir momentos especiales con su familia y amigos.

Así, Lucía pasó a ser la mayor fan de las lentejas en todo el barrio, convirtiendo cada comida en una celebración mágica. Y, para su sorpresa, descubrió que también podía crear postres de chocolate para terminar el día con un dulce toque.

"¿Ves mamá? A veces hay que darles una oportunidad a las cosas que creemos que no nos gustan"-, le dijo sonriendo mientras mostraba su nuevo plato de lentejas ante la sonrisa orgullosa de su madre.

FIN.

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