Lucía y el misterio de las sombras


Lucía era una niña curiosa y valiente, pero tenía un miedo secreto que la atormentaba cada noche: le tenía pavor a la oscuridad y a las pesadillas.

Cuando llegaba la hora de dormir, cerraba los ojos con fuerza y se tapaba con las sábanas, temerosa de lo que pudiera aparecer en la penumbra de su habitación. Una noche, cansada de sentirse atrapada por sus miedos, decidió emprender un viaje que cambiaría su forma de ver las sombras.

"Mamá, ¿crees que las sombras puedan convertirse en algo bueno?", preguntó Lucía con voz temblorosa. "Claro que sí", respondió su mamá con una sonrisa. "Las sombras pueden esconder secretos maravillosos y transformarse en compañeras de aventuras".

Inspirada por las palabras de su mamá, Lucía se armó de valor y se adentró en el mundo de las sombras. Con una linterna en una mano y su osito de peluche en la otra, exploró cada rincón de su habitación.

Descubrió que las sombras de sus juguetes podían convertirse en divertidas siluetas en la pared, que las estrellas proyectaban destellos mágicos y que, al vencer su miedo, las pesadillas se desvanecían como burbujas al sol.

Guiada por su valentía, Lucía logró convertir la oscuridad en un lugar de sueños y felicidad, transformando su miedo en amor por la noche. Desde entonces, cada noche se sumergía en un mundo de aventuras, donde las sombras eran sus amigas y las estrellas sus confidentes.

Lucía entendió que el misterio de las sombras no era algo para temer, sino para descubrir y disfrutar.

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