Lucía y el vuelo de la amistad



Había una vez en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Lucía. Lucía era muy curiosa y siempre estaba buscando nuevas aventuras para vivir.

Un día, mientras caminaba por el bosque cercano a su casa, encontró a un pajarito herido en el suelo. Lucía se acercó con cuidado y lo tomó entre sus manos. El pajarito tenía una ala rota y no podía volar.

Lucía sintió mucha tristeza por él y decidió llevarlo a su casa para cuidarlo. Al llegar a su hogar, Lucía le construyó un pequeño nido con ramitas y hojas en una caja de cartón. Además, buscó información sobre cómo curar alas rotas en pájaros.

Durante días, Lucía se dedicó completamente al cuidado del pajarito. Le daba comida especial para que se recuperara más rápido y todos los días le hacía ejercicios suaves para fortalecer sus músculos alares. "No te preocupes, amiguito", decía cariñosamente Lucía al pajarito mientras lo atendía-.

"Vas a volar de nuevo". Con el paso del tiempo, el pajarito comenzó a mostrar señales de mejoría. Su ala sanaba poco a poco y cada día parecía más fuerte.

Sin embargo, todavía no podían soltarlo ya que necesitaba practicar más antes de poder volar libremente. Un día soleado, mientras Lucía jugaba en el jardín con el pajarito posado en su hombro, escucharon un ruido extraño proveniente del cielo.

Levantaron la mirada y vieron un globo aerostático flotando en el aire. "¡Qué maravilla!", exclamó Lucía emocionada-. "Me encantaría volar tan alto como ese globo". En ese momento, una idea brillante cruzó por la mente de Lucía.

Decidió que sería la oportunidad perfecta para ayudar al pajarito a recuperar su libertad y cumplir su deseo de volar. Lucía construyó con mucho cuidado un pequeño arnés para el pajarito utilizando una cuerda resistente y ligera.

Luego, lo colocó dentro de una cesta grande y aseguró todo al globo aerostático. "¿Estás listo, amiguito?", le preguntó Lucía al pajarito mientras subían juntos a la cesta del globo. El globo comenzó a elevarse lentamente y ambos sintieron una emoción indescriptible.

El pajarito revoloteaba emocionado en su jaula improvisada mientras Lucía sonreía feliz. A medida que el globo se elevaba cada vez más alto, el pajarito comenzaba a sentir cómo sus alas respondían nuevamente.

Aleteaba con fuerza dentro de la cesta e intentaba escaparse, pero Lucía sabía que aún no estaba completamente curado. Después de disfrutar del increíble paisaje desde las alturas durante un rato, llegó el momento de bajar. Con mucho cuidado, Lucía soltó al pajarito dentro del cielo abierto.

El pajarito extendió sus alas completamente curadas y se lanzó al vuelo. Volaba libremente por primera vez en mucho tiempo y parecía estar más feliz que nunca. Lucía, desde el suelo, lo veía con una sonrisa enorme en su rostro.

Sabía que había hecho algo maravilloso al ayudar al pajarito a recuperar su libertad y cumplir su sueño de volar. Desde aquel día, Lucía se convirtió en la defensora de todos los animales heridos del pueblo.

Ayudaba a curarlos y les daba una segunda oportunidad para vivir felices y libres. Y así, gracias a la valentía y bondad de Lucía, el pequeño pueblo aprendió la importancia de cuidar y proteger a los animales.

La historia de Lucía inspiró a otros niños a ser amables con los seres vivos que los rodean. Fin.

FIN.

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