Lucía y la aventura en la consulta del dentista




Lucía era una niña muy valiente, pero tenía un gran miedo al dentista. Sus padres intentaron convencerla de que no debía temerle, pero Lucía no podía dejar de pensar en el ruido de las herramientas y en la posibilidad de sentir dolor.

Un día, mientras jugaba en el parque, Lucía conoció a Mateo, un niño un poco mayor que ella. Mateo le contó que también había tenido miedo al dentista, pero que había descubierto un secreto que lo ayudó a superarlo. -¿Cuál es ese secreto? -preguntó Lucía con curiosidad. -Es un juego de valentía. Antes de ir al dentista, tienes que buscar tres objetos que te hagan sentir fuerte y valiente. Y cuando estés en la consulta, debes apretarlos fuerte y pensar en todas las cosas divertidas que harás después de la visita al dentista, explicó Mateo.

Intrigada por la idea, Lucía decidió probarlo. Buscó en su habitación y encontró su peluche favorito, un dibujo que había pintado con mucho esmero y su libro de cuentos preferido. Con esos objetos en su mochila, fue a la consulta del dentista.

Cuando llegó, Lucía se sentó en la sala de espera y comenzó a apretar sus tres objetos mientras imaginaba todas las cosas divertidas que haría después. Pronto, llegó su turno y, para su sorpresa, el dentista resultó ser muy amable. Explicó cada paso del procedimiento y le mostró todas las herramientas de una manera divertida. Con el juego de valentía y la amabilidad del dentista, Lucía se relajó y logró superar su miedo. Al salir de la consulta, se sentía orgullosa de sí misma y comprendió que no hay que tener miedo a lo desconocido.

Desde entonces, Lucía contó el juego de valentía a todos sus amigos, ayudándolos a superar sus miedos también. Y cada vez que iba al dentista, recordaba que ser valiente era divertido y emocionante. Así, Lucía aprendió a enfrentar sus temores y a descubrir que la valentía se encuentra en las cosas más simples.

FIN.

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