Lucía y las piedras mágicas
Había una vez una niña llamada Lucía, quien tenía 4 años y era morena con gafas. Lucía vivía en una pequeña casa junto a sus padres y su hermanito Tomás.
Un día, sus padres les anunciaron que se mudarían a una nueva casa. Lucía estaba emocionada por la mudanza, pero cuando llegaron a su nuevo hogar, se dio cuenta de que algo faltaba. Todos sus juguetes habían desaparecido durante el traslado.
Lucía se sintió muy triste al no poder jugar con sus muñecas y carritos favoritos. Una tarde soleada, mientras exploraba el jardín de su nueva casa, Lucía encontró un montón de piedras brillantes cerca del patio trasero.
Se le ocurrió la idea de jugar con ellas como si fueran juguetes nuevos. Lucía tomó las piedras en sus manos y comenzó a imaginar aventuras increíbles. Las utilizaba para construir casitas para los animalitos del jardín y las usaba como personajes en sus historias fantásticas.
Un día, mientras jugaba con las piedras en el parque cercano, Lucía notó que había otros niños observándola curiosamente.
Uno de ellos se acercó y preguntó: "¿Qué estás haciendo? ¿Esas son tus nuevas muñecas?"Lucía sonrió y respondió: "No tengo mis juguetes porque los perdí en la mudanza, pero descubrí que también puedo jugar con estas piedritas". Los demás niños quedaron sorprendidos por la creatividad de Lucía e inmediatamente quisieron unirse a ella.
A medida que pasaban los días, Lucía se convirtió en una experta en jugar con piedras. Enseñaba a los demás niños cómo hacer casitas, construir torres y crear personajes imaginarios con las piedras.
Un día, mientras jugaban en el parque, un niño llamado Martín llegó corriendo y les dijo emocionado: "¡Chicos, hay un concurso de arte en la ciudad! El primer premio es para la mejor creación hecha de materiales reciclados". Todos los niños se emocionaron al escuchar esto y decidieron participar.
Lucía tenía una idea brillante. Reunió a todos los niños y juntos comenzaron a recolectar más piedras del parque para su proyecto. Pasaron días trabajando duro, pintando las piedras y dándoles formas creativas. Finalmente, llegó el día del concurso.
Lucía y sus amigos presentaron su increíble creación hecha completamente de piedras recicladas: era un hermoso jardín lleno de flores coloridas, animales felices y casitas encantadoras.
El jurado quedó impresionado por la originalidad y dedicación de Lucía y sus amigos. Al final del evento, anunciaron que el primer premio era para ellos. Los niños saltaron de alegría mientras recibían su merecido reconocimiento.
Desde aquel día, Lucía siguió jugando con sus piedras e inspirando a otros niños a ser creativos utilizando cualquier material que tuvieran a mano. Aprendieron que no necesitaban juguetes caros para divertirse; solo necesitaban imaginación y ganas de explorar nuevas posibilidades.
Y así fue como la pequeña Lucía se convirtió en una experta en jugar con piedras, demostrando que la creatividad y la imaginación pueden transformar algo simple en algo maravilloso.
FIN.