Luciana y el Viaje a las Estrellas
Era una mañana soleada en el barrio de San Telmo, donde vivía Luciana, una niña de 8 años llena de sueños. Desde pequeña, Luciana miraba al cielo estrellado cada noche y soñaba con ser astronauta. Le encantaba leer libros sobre el espacio y ver documentales sobre los planetas y las galaxias.
Un día, mientras desayunaba, Luciana decidió compartir su sueño con sus padres.
"¡Papá, mamá! ¡Quiero ser astronauta!" - exclamó Luciana con entusiasmo.
Sus padres, que estaban acostumbrados a escuchar sus interesantes ideas, intercambiaron miradas preocupadas.
"Pero, Luciana, las astronautas no tienen un horario fijo y el espacio es muy peligroso" - dijo su papá, mientras tomaba un sorbo de café.
"Además, es mucho mejor ser abogada o contadora. Tienes un futuro más seguro y un buen sueldo" - agregó su mamá, acomodando unos papeles en la mesa.
Luciana sintió cómo su corazón se encogía. Ella solamente quería explorar otros mundos, descubrir nuevas estrellas y ayudar a la humanidad a entender el universo.
"Pero, mamá, ¡los astronautas hacen cosas tan emocionantes!" - protestó Luciana.
Aunque sus padres no parecían convencidos, ello la motivó aún más. Decidió que tenía que demostrarles que ser astronauta era tan importante como ser abogada o contadora. Así que, durante el día, comenzó a investigar sobre astronautas y la ciencia del espacio, convirtiéndose en una pequeña experta.
Al llegar el fin de semana, Luciana decidió invitar a sus amigos a una feria de ciencias que se estaba llevando a cabo en el colegio. Decidida a brillar, preparó un stand sobre "La Vida de un Astronauta". Colocó posters de planetas, imágenes de astronautas y hasta un video de cómo es vivir en el espacio.
El día del evento, sus padres la acompañaron. Cuando llegaron al colegio, se sorprendieron al ver cómo Luciana interactuaba con otros niños y adultos, respondiendo preguntas y explicando cada detalle que había aprendido.
"¡Mirá, mamá!" - dijo Luciana con una gran sonrisa mientras señalaba a un grupo de niños que estaban atentos a su exposición.
El stand fue un éxito. Todos querían escuchar a Luciana hablar sobre el espacio. Sus padres no podían creer cómo su hija había cambiado desde la última vez que hablaron de su sueño.
"Tal vez ser astronauta no sea tan descabellado..." - murmuró su papá, con una expresión de orgullo.
Al final del evento, uno de los profesores destacó a Luciana en una pequeña ceremonia.
"Hoy hemos aprendido de una gran científica. Luciana ha demostrado que se puede soñar en grande, y que cada uno de nosotros puede alcanzar las estrellas".
Luciana se sintió tan feliz que casi se le salían las lágrimas.
Al llegar a casa, sus papás la abrazaron.
"Te hemos escuchado, Luciana. Siempre apoyaremos tus sueños, sean los que sean" - le dijo su mamá emocionada.
Desde ese día, el apoyo de sus padres nunca faltó. Con cada libro que le regalaban, con cada programa sobre el espacio que veían juntos, Luciana seguía soñando.
Pasaron los años, y Luciana se convirtió en una estudiante brillante, siempre destacándose en ciencias. Cuando terminó la secundaria, recibió una beca para estudiar astronautica. Y en su graduación, miró a sus padres y les sonrió, sabiendo que gracias a su perseverancia y a su pasión, había llegado más allá de las estrellas que tanto anhelaba visitar.
Un día, cuando estaba en la NASA entrenando, recordó aquel día en el colegio:
"Todo empezó con un sueño, y ese sueño nunca hay que dejarlo de lado" - pensó, sonriendo al mirar por la ventana hacia el vasto universo que tanto amaba.
FIN.