Luciana y el Viaje Estelar


Había una vez dos niñas llamadas Luciana. Eran muy amigas y siempre estaban juntas, pero a veces se les ocurrían ideas un poco raras. Un día, mientras jugaban en el parque, una de las Lucianas tuvo una idea brillante.

Dijo: "¡Vamos a construir nuestro propio cohete espacial y viajar hasta la luna!"La otra Luciana se emocionó mucho con la idea y exclamó: "¡Sí! ¡Seremos astronautas valientes y exploraremos el espacio!"Las dos niñas comenzaron a buscar materiales para construir su cohete.

Recogieron cartones, tubos de papel higiénico, papel aluminio y mucha cinta adhesiva. Después de varias horas de trabajo duro, finalmente terminaron su increíble cohete espacial casero. Estaba cubierto de brillo plateado y tenía muchas luces parpadeantes.

"¡Nuestro cohete está listo para despegar!"- dijo una Luciana emocionada. "Pero primero debemos hacer los preparativos adecuados antes del viaje"- añadió la otra Luciana con voz seria.

Las dos niñas se pusieron sus trajes especiales hechos con bolsas de basura negras y gafas protectoras hechas con botellas recicladas. Se sentían como auténticas astronautas listas para emprender su aventura espacial.

Subieron al interior del cohete y comenzaron a presionar botones imaginarios mientras hacían sonidos extraños para simular los efectos especiales del despegue. El cohete empezó a temblar y las Luicanas sintieron que realmente estaban volando hacia el espacio. "¡Mira, Luciana! ¡Ya estamos llegando a la luna!"- exclamó una de ellas.

Cuando abrieron la puerta del cohete, se sorprendieron al ver que no estaban en la luna, sino en un lugar mágico lleno de árboles gigantes y flores multicolores. "¡Wow! Esto es mucho mejor que la luna"- dijo una Luciana maravillada.

Las dos niñas comenzaron a explorar aquel lugar increíble. Se encontraron con animales fantásticos como unicornios y hadas amigables que les enseñaron sobre el respeto por la naturaleza y cómo cuidar el medio ambiente. Pasearon por bosques encantados, nadaron en ríos cristalinos y saltaron en nubes esponjosas.

Aprendieron sobre la importancia de compartir, ser amables con los demás y siempre tener sueños grandes. Después de pasar un tiempo maravilloso en aquel lugar mágico, las Luicanas decidieron regresar a casa.

Subieron nuevamente al cohete y presionaron botones imaginarios para volver a despegar. Cuando abrieron los ojos, se encontraban nuevamente en el parque donde habían empezado su aventura espacial. Estaban felices de haber tenido esa experiencia única juntas.

Desde ese día, las dos Lucianas siguieron siendo grandes amigas pero ya no hacían cosas tan raras. En cambio, compartían sus aprendizajes con otros niños para inspirarlos a soñar en grande y cuidar nuestro hermoso planeta.

Y así fue como las dos Lucianas descubrieron que aunque algunas ideas puedan parecer raras, siempre se puede aprender algo valioso de ellas.

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