Luciana y el zorrito de las montañas



Luciana estaba emocionada de estar en Perú nuevamente. Había extrañado mucho a su familia y estaba ansiosa por abrazar a sus abuelos, tíos y primos. Desde que llegó al aeropuerto, todos la recibieron con alegría y amor.

-¡Luciana! ¡Qué grande estás! -exclamó su abuelita mientras la abrazaba con fuerza. -¡Abuela, te extrañé tanto! -respondió Luciana con una sonrisa radiante.

Durante los días siguientes, Luciana disfrutó de las deliciosas comidas peruanas, de pasear por las calles coloridas y de escuchar las historias de su familia. Un día, su tío Juan le propuso hacer una excursión a las montañas cercanas para explorar la naturaleza.

-¿Te gustaría venir conmigo a recorrer los senderos? Seguro que te encantará ver los paisajes increíbles que hay allí -le dijo su tío entusiasmado. -¡Sí, me encantaría! -respondió Luciana emocionada ante la idea de vivir una nueva aventura. Así fue como al día siguiente partieron hacia las montañas.

El camino era empinado y lleno de obstáculos, pero Luciana no se rindió en ningún momento. Su determinación y espíritu valiente la impulsaban a seguir adelante.

-¡Mira, tío Juan, qué hermosa vista desde aquí arriba! ¡Vale la pena el esfuerzo! -exclamaba Luciana maravillada mientras contemplaba el paisaje. De repente, escucharon un ruido proveniente del bosque cercano. Al acercarse para investigar, descubrieron a un zorrito atrapado entre unas ramas. El animalito parecía asustado y no podía liberarse por sí solo.

-¡Pobrecito! Debemos ayudarlo -dijo Luciana preocupada por el zorrito. Con cuidado lograron sacarlo de su aprieto y lo llevaron hasta un lugar seguro. El zorrito los miró agradecido antes de desaparecer entre los árboles. -Estoy orgulloso de ti, Luciana.

Siempre estás dispuesta a ayudar a quienes lo necesitan sin dudarlo ni un segundo -dijo su tío con admiración en sus ojos. Esa noche, al regresar a casa después de la emocionante excursión, Luciana se sintió feliz y realizada.

Había vivido una aventura inolvidable junto a su familia y había aprendido el valor de ser valiente y solidaria en todo momento.

Desde entonces, cada vez que recordaba aquel día en las montañas sonreía sabiendo que siempre llevaría consigo el espíritu aventurero que la caracterizaba; ese mismo espíritu que le permitió ayudar al pequeño zorrito y demostrar cuánto amor podía ofrecer al mundo que la rodeaba.

Y así continuaron "Las Aventuras de Luciana", llena de magia e inspiración para todos aquellos dispuestos a descubrir el verdadero significado del coraje y la bondad en cada paso del camino.

FIN.

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