Lucio Cumbia en la Playa



Era un hermoso día de verano en la ciudad costera de Mar del Cielo. Las olas del mar rompían con alegría en la orilla, y el sol iluminaba los rostros de los turistas que disfrutaban del sol y la arena. En medio de toda esta felicidad, vivía un niño llamado Lucio, que tenía una particular pasión: ¡la cumbia!

Todo el mundo lo conocía como Lucio Cumbia, porque en cada reunión, en cada fiesta y hasta en la playa, Lucio no podía evitar bailar al ritmo de la música que sonaba a su alrededor.

Un día, Lucio decidió que quería hacer algo especial en la playa, algo que uniera a todas las personas y les hiciera sonreír. Se le ocurrió organizar el primer "Festival de la Cumbia en la Playa". Emocionado, fue a contarle su idea a sus amigos, Sofía y Javier.

"¡Chicos, tengo una idea genial! ¿Qué les parece un festival de cumbia en la playa?" - dijo Lucio, con los ojos brillantes.

"¡Eso suena increíble!" - exclamó Sofía, saltando de alegría.

"Sí, pero ¿cómo lo vamos a hacer?" - preguntó Javier, un poco más cauteloso.

"¡Podemos pedir ayuda a los adultos!" - sugirió Lucio, decidido.

Y así, los tres amigos se pusieron a trabajar. Hicieron carteles, invitaron a sus vecinos, y cocinaron unas sabrosas empanadas para ofrecer el día del festival. Pero había un pequeño problema: el sonido de la música. Necesitaban un equipo grande porque la playa era enorme y no se escucharía nada.

Lucio y sus amigos decidieron ir a hablar con el dueño de un parador, Don Carlos, quien había puesto un escenario muy bonito el verano anterior. Al acercarse, Don Carlos los escuchó atentamente.

"¿Quieren hacer un festival de cumbia?" - preguntó Don Carlos, sorprendido.

"Sí, Don Carlos, queremos que todos bailen y se diviertan. ¡Pero necesitamos su ayuda con el sonido!" - dijo Lucio, con sinceridad.

"Yo tengo un equipo de sonido, pero… necesito algo a cambio. Si me ayudan a limpiar después del festival, les prestaré el equipo" - respondió Don Carlos.

Los amigos aceptaron emocionados y, tras varios días de trabajo, llegó el gran día. La playa estaba llena de gente, música y, lo más importante, ¡mucha cumbia!"¡Bienvenidos al primer Festival de la Cumbia en la Playa!" - gritó Lucio por el micrófono, mientras el público aplaudía y vitoreaba.

La fiesta comenzó, y todos en la playa comenzaron a bailar al ritmo de la cumbia. Pero, de repente, una gran nube negra cubrió el cielo y empezó a llover fuerte. Lucio, asustado, miró a sus amigos.

"¿Qué vamos a hacer? La música se va a arruinar, y todos se irán" - dijo Javier, preocupado.

"No podemos dejar que se acabe así, hay que ponernos creativos!" - respondió Sofía.

Entonces, Lucio tuvo una idea.

"¡Vamos a hacer una cumbia bajo la lluvia!" - gritó, lleno de energía.

"¡Sí!" - gritaron sus amigos al unísono.

Al instante, empezaron a hacer pasos de baile con la lluvia, y los demás se sumaron. ¡Era un espectáculo! Lucio, Sofía y Javier no sólo hicieron que la lluvia se convirtiera en parte del festival, sino que además contagiaron a todos con su alegría.

El festival terminó siendo un éxito rotundo. Todos, sin importar la edad, disfrutaron el momento. Cuando la lluvia cesó, los aplausos y las risas todavía retumbaban en la playa.

Don Carlos, emocionado, se acercó a Lucio y sus amigos.

"¡Hicieron un trabajo genial! Gracias a ustedes, este festival se convirtió en una fiesta inolvidable. ¿Quieren hacerlo de nuevo el año que viene?" - preguntó con una sonrisa.

"¡Sí! Podemos hacerlo aún más grande!" - respondió Lucio con los ojos brillantes.

Y así, Lucio Cumbia, junto a sus amigos, no solo aprendió que con esfuerzo y creatividad se pueden resolver problemas, sino que la música y la alegría une a las personas. Desde ese día, cada verano en Mar del Cielo se celebró el Festival de la Cumbia en la Playa, que siempre terminaba con risas y, aunque a veces llovía, nunca faltaba la alegría.

Fin.

FIN.

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