Lucy y las pruebas de la cueva



eran dos personas muy trabajadoras y dedicadas a su hija. Lucy era una niña muy curiosa, siempre buscando aprender cosas nuevas y explorar el mundo a su alrededor.

Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Lucy encontró una extraña cueva. Decidió entrar para ver qué había adentro, pero cuando llegó al fondo de la cueva, se dio cuenta de que estaba atrapada. - ¡Ayuda! -gritó Lucy-. ¿Hay alguien ahí afuera? Pero nadie respondió.

La oscuridad y el silencio eran tan profundos que parecían envolverla como un manto. De repente, comenzó a escuchar unos ruidos extraños en las paredes de la cueva. - ¿Hola? -preguntó Lucy nerviosa-.

¿Hay alguien ahí? De pronto, una figura oscura apareció ante ella. Era alta y delgada, con ojos brillantes como brasas ardientes. - Hola pequeña -dijo la figura con voz grave-. Soy el espíritu del bosque.

Has entrado en mi hogar sin permiso. Lucy temblaba de miedo ante aquella criatura sobrenatural. - Lo siento mucho -dijo tratando de apaciguar al espíritu-. No sabía que esto era tu hogar. Por favor déjame salir.

Pero el espíritu no estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente. - Para salir tendrás que enfrentarte a tres pruebas -dijo con voz amenazante-. Si no las superas, te quedarás aquí para siempre. Lucy tragó saliva y aceptó el desafío del espíritu.

La primera prueba fue encontrar la salida de la cueva en completa oscuridad. Lucy logró superarla gracias a su valentía y habilidad. La segunda prueba consistió en cruzar un río caudaloso con corriente fuerte.

Lucy tuvo que emplear toda su fuerza y habilidad para llegar al otro lado, pero lo logró. La tercera y última prueba era la más difícil de todas: enfrentarse a sus propios miedos.

El espíritu le mostró una visión terrorífica que hizo temblar a Lucy hasta lo más profundo de su ser. - ¿Qué es esto? -preguntó Lucy con voz temblorosa-. ¿Por qué me muestras estas cosas? - Porque debes aprender a controlar tus miedos -respondió el espíritu-.

Solo así podrás salir victoriosa de esta cueva. Lucy cerró los ojos y respiró profundamente. Se concentró en sus pensamientos positivos, recordando todo lo bueno que había vivido con su familia y amigos.

Cuando abrió los ojos, se dio cuenta de que había superado la tercera prueba. El espíritu del bosque se inclinó ante ella como signo de respeto. - Has demostrado ser valiente e inteligente -dijo el espíritu-.

Te dejaré ir ahora, pero recuerda siempre controlar tus miedos para poder enfrentarte a cualquier desafío que te presente la vida. Lucy salió victoriosa de aquella cueva, sintiéndose más fuerte y segura de sí misma que nunca antes.

Regresó a casa con su familia, quienes no podían creer lo mucho que había crecido y madurado en tan poco tiempo. Y así, Lucy aprendió la valiosa lección de que siempre hay una luz al final del túnel, y que con coraje y determinación se pueden superar los obstáculos más difíciles.

FIN.

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