Ludmila y el Poder de la Amistad



Era un día soleado en la escuelita del barrio y Ludmila estaba muy emocionada por el recreo. Todo el mundo sabía que ese era su momento favorito del día. Corrió hacia el patio donde ya la esperaban sus mejores amigas: Mili, Justina, Juli y su amigo Leo. También estaba Lucas, que siempre traía ideas nuevas para jugar.

- ¡Hola, chicos! - gritó Ludmila con una sonrisa radiante.

- ¡Hola, Ludmi! - respondieron todos al unísono.

Esa tarde decidieron jugar a la ‘búsqueda del tesoro’. Cada uno tenía que encontrar algo especial en el patio y luego contarlo entre todos.

- ¡El que encuentre la cosa más rara, será el capitán del juego! - anunció Leo con mucho entusiasmo.

Todos se dispersaron emocionados por el patio, mientras Lucas, que siempre tenía un espíritu aventurero, encontró un largo palo en la esquina del jardín. Tentado por su forma, decidió hacer un movimiento de espada.

- ¡Miren! - exclamó Lucas, balanceando el palo en el aire.

Pero en su emoción, el palo se desvió y, sin querer, le dio a Justina justo en la rodilla.

- ¡Ay! ¡Me duele! - gritó Justina mientras las lágrimas comenzaban a asomarse en sus ojos.

Ludmila, Mili, Juli y Leo corrieron hacia Justi, preocupados.

- ¡Oh, Justi! - dijo Ludmila, - ¿estás bien?

- No, me duele mucho - respondió Justina entre sollozos.

- Lucas, eso no fue una buena idea - dijo Mili, mirando enojada a Lucas.

- Lo siento, fue un accidente - se disculpó Lucas, con la voz apagada.

Ludmila sabía que el dolor físico podía ser fuerte, pero el dolor emocional a veces podía ser aún mayor. Se acercó a Justi y le dijo:

- Justi, a veces las cosas no salen como esperamos. Pero somos un equipo, y siempre estaremos aquí para ayudarte. -

- ¿Vas a estar bien? - preguntó Juli, acariciando el brazo de Justina.

- Sí, seguro. Solo necesito un poquito de tiempo y cariño - dijo Justina mientras sonreía débilmente.

Ludmila tuvo una idea brillante: decidió que debían hacer algo especial para que Justina se sintiera mejor.

- ¡Vamos a crear una tarjeta gigante para Justi! - anunció Ludmila. Todos asintieron con entusiasmo.

Juntos, corrieron a buscar papel, lápices y colores. En pocos minutos, la tarjeta estuvo llena de dibujos y mensajes.

- Querida Justi, te queremos mucho y pronto estarás corriendo como siempre - escribió Leo.

- Sabes que eres fuerte, y esta rodilla sólo es un pequeño bache - añadió Mili.

- ¡Eres la mejor amiga de todas! - concluyó Juli.

Cuando terminaron, se la llevaron a Justina, que sonreía más ampliamente.

- ¡Esto es hermoso! - dijo Justina, sintiéndose mejor con cada palabra escrita.

- Todos cometemos errores, Lucas, y lo más importante es que aprendemos de ellos - le dijo Ludmila con una sonrisa.

- Sí, y por eso siempre debemos cuidarnos unos a otros - agregó Leo, mirándolo con comprensión.

A medida que el tiempo avanzó, Justina comenzó a sentirse mejor, y la aceptación y comprensión de sus amigos la ayudaron mucho.

- ¡Gracias, chicos! - dijo Justina con gratitud. - Me hacen sentir especial.

- ¡Siempre estaremos juntos! - gritó Ludmila.

Y así, el recreo terminó con risas, abrazos y más comprometidos que nunca a ser buenos amigos, sin importar los tropiezos.

FIN.

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