Luis, la gaviota generosa


Luis era una gaviota revoltosa y enojada.

Se pasaba el día revoloteando por la costa buscando comida, pero no podía evitar sentirse molesto cada vez que veía a las personas disfrutando sus picnics sin darle ni siquiera un pedacito de pan. "¡Malditos humanos egoístas!", graznaba Luis enojado. Un día, Luis vio a un grupo de niños jugando en la playa. El aroma de sus sandwiches y galletitas llegó hasta su fino olfato.

Sin pensarlo dos veces, se abalanzó sobre ellos y arrebató un pedazo de comida. Los niños gritaron asustados y comenzaron a perseguir a Luis. Corrió y voló lo más rápido que pudo, pero un niño lo alcanzó y le arrojó un poco de comida.

Sorprendido, Luis tomó el bocado y lo devoró. Entonces, el niño le dijo: "No queremos lastimarte, solo queremos compartir contigo". Estas palabras resonaron en la mente de Luis.

A partir de ese día, dejó de robar comida a las personas y empezó a esperar pacientemente a que le ofrecieran algo. A cambio, él les regalaba un espectáculo de acrobacias en el aire. Pronto, la gente comenzó a ver a Luis como un amigo y no como un intruso.

Aprendió que compartir y ser generoso, no solo le llenaba el estómago, sino también el corazón.

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