Luis y sus aventuras en la escuela



Había una vez un niño llamado Luis que estaba muy emocionado porque hoy era su primer día de clases en la escuela. Se levantó temprano, se vistió con su uniforme impecable y desayunó con entusiasmo junto a sus papás.

Al llegar a la escuela, Luis se encontró con muchos chicos nuevos y también algunos que ya conocía del barrio. Estaba un poco nervioso, pero al ver las sonrisas de los demás niños se sintió más tranquilo.

La maestra, la señorita Ana, les dio la bienvenida a todos y les explicó cómo sería el año escolar. Les contó sobre las materias que iban a aprender, las actividades extracurriculares y las reglas de convivencia en el aula.

Luis estaba ansioso por empezar a estudiar y hacer amigos. Se sentó al lado de Martín, un chico simpático que le dijo:- ¿Cómo te llamás? Yo soy Martín.

- ¡Hola Martín! Soy Luis, ¿vos estás contento de estar acá? - Sí, me encanta venir a la escuela. Vamos a divertirnos mucho juntos. Luis sintió que había hecho su primera amistad en la escuela y eso lo llenó de alegría.

Durante el recreo, jugó al fútbol con Martín y otros compañeros. Se divirtieron tanto que no querían que terminara el recreo. Después del almuerzo, tuvieron la primera clase de matemáticas. A Luis le gustaba mucho resolver problemas y demostrar sus habilidades con los números.

La señorita Ana les propuso un desafío matemático y Luis fue el primero en resolverlo correctamente. - ¡Muy bien, Luis! ¡Eres muy bueno en matemáticas! -exclamó la maestra orgullosa.

Luis se puso colorado por los elogios pero se sintió muy feliz por haber destacado en algo desde el primer día de clases. El resto del día transcurrió entre risas, aprendizaje y nuevas experiencias para Luis.

Al finalizar las clases, volvió a casa contento y emocionado por todo lo vivido en su primer día de escuela.

Al llegar a casa le contó a sus papás todo lo ocurrido ese día:- Mamá, papá ¡hoy fue increíble mi primer día de clases! Conocí nuevos amigos como Martín, jugamos al fútbol y resolví un problema difícil de matemáticas frente a toda la clase. Sus padres sonrieron orgullosos al escucharlo y lo felicitaron por su valentía e inteligencia.

Esa noche antes de dormir, Luis pensaba en todas las aventuras que viviría durante ese año escolar y se durmió con una sonrisa en el rostro. Desde ese día, Luis disfrutaba cada momento en la escuela aprendiendo cosas nuevas, haciendo amigos y enfrentando desafíos con valentía.

Siempre recordaría aquel primer día como el comienzo de una gran etapa llena de aprendizajes e inolvidables experiencias.

FIN.

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