Luisa y sus creyones


Luisa era una niña creativa y llena de energía. Le encantaba dibujar y pintar con sus creyones de colores brillantes.

Pero un día, sus padres tomaron la difícil decisión de irse a otro país en busca de un futuro mejor, sin llevar a Luisa con ellos. La niña se sintió abrumada por la tristeza y la soledad, pero encontró consuelo en sus dibujos.

Cada vez que se sentía triste, agarraba sus creyones y se perdía en un mundo de colores y formas que ella misma creaba. A través de sus dibujos, Luisa encontraba una salida para todas sus emociones. Un día, mientras dibujaba, se dio cuenta de que sus creyones tenían un poder secreto.

Cuando utilizaba el creyón rojo, sentía coraje y determinación. El creyón verde le daba esperanza y alegría. El azul le daba calma y tranquilidad. Con todos sus creyones juntos, Luisa se sentía fuerte y lista para enfrentar cualquier desafío.

A medida que pasaba el tiempo, Luisa no solo descubría su talento para el arte, sino que también aprendía a manejar sus sentimientos a través de sus creaciones.

Sus dibujos se convirtieron en aliados poderosos que la ayudaban a superar la tristeza y la ausencia de sus padres. Con el tiempo, Luisa se dio cuenta de que aunque sus padres estuvieran lejos, siempre llevaría consigo el amor y los recuerdos que compartieron.

Con sus creyones como compañeros, Luisa sabía que podía enfrentar cualquier desafío que la vida le presentara, sabiendo que siempre tendría su arte para guiarla.

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